El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha seguido muy de cerca en los últimos meses los contactos liderados por Isidro Fainé, presidente de La Caixa y vicepresidente de la petrolera, con el Gobierno argentino para tratar de buscar una salida negociada al conflicto provocado por la expropiación de YPF.
El fruto de estos contactos fue un documento que, a través de Fainé, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, envió a Brufau y que fue rechazado frontalmente por el ejecutivo de Mollerusa, la Comisión Delegada de Repsol y, en última instancia, su consejo de administración.
Pero previamente, Brufau, que nunca ha cerrado las puertas a una salida negociada al conflicto pese a mantener abiertas todas las vías judiciales y de arbitraje posibles, también participó en esos contactos.
No lo hizo directamente. El presidente de Repsol alentó una salida negociada con Kirchner y puso a trabajar a un equipo de la casa para tratar de conseguir un buen acuerdo con los directivos de YPF.
Los equipos de negociación estuvieron liderados por el presidente de YPF y por un director de Exploración de Repsol
Los contactos entre los dos equipos de trabajo se produjeron en terreno neutral. Ni en Madrid ni en Buenos Aires. Al menos hubo dos reuniones técnicas entre los meses de febrero y marzo. Una en Houston (EEUU) y otra en Londres (Reino Unido).
A las dos asistieron, por una parte, representantes de YPF, con su presidente Miguel Galuccio a la cabeza; y de Repsol, con un equipo liderado por Tomás García Blanco, director ejecutivo de Exploración y Producción, mano derecha de Antonio Gomis (ex primer ejecutivo de Repsol en Argentina).
Estas negociaciones técnicas sirvieron para tender puentes entre Repsol y el Gobierno argentino, así como para ir sentando las bases de un documento que podría haber desembocado en la firma de la paz en Argentina.
El documento final fue rechazado frontalmente por Brufau, lo que ha provocado una rutpura total de su relación con Fainé
No fue así. Más bien al contrario. Fainé volvió de la Casa Rosada con un borrador que proponía la creación de una sociedad controlada por YPF, en la que Repsol tendría un 20%, y que se encargaría de explotar un tercio del megayacimiento no convencional de Vaca Muerta. El valor estimado de ese 20% sería de unos 5.000 millones de dólares. Además, Repsol recibiría 1.500 millones de dólares, de los cuales 1.100 millones serían en bonos soberanos y 400 millones en cash.
Repsol tendría una posición minoritaria en esa sociedad, no podría hacer líquidos los activos de Vaca Muerta y, además, estaría obligada a invertir los 1.500 millones.
De poco sirvieron estas reuniones técnicas. Brufau montó en cólera al ver la propuesta final de Kirchner, traída por Fainé, que fue inmediatamente rechazada.
Esto ha provocado la ruptura total entre el directivo de Mollerusa y el banquero de Manresa, que se ha sentido desautorizado en calidad de vicepresidente de Repsol y accionista de referencia (La Caixa controla el 12,3% de Repsol).
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