Rafael Santamaría, presidente y máximo accionista de Reyal Urbis, está luchando a dos bandas con las entidades financieras. Por un lado, con la situación de la compañía, en preconcurso de acreedores. Y por otro, con sus propias sociedades instrumentales, a través de las que controla la participación en la inmobiliaria. Por el momento, Santamaría se está estrellando también con sus acreedores personales.
Asociada a la grave situación de Reyal Urbis se encuentra la de Inversiones Globales Inveryal, patrimonial de Santamaría, que se encuentra en conversaciones con los bancos ante los próximos vencimientos de determinados préstamos. Estos créditos incluían la posibilidad de solicitar una prórroga hasta 2017, aunque Santamaría tendría que contar con la aceptación de todas las entidades financieras.
Sin embargo, no es éste el único escollo que tendrá que salvar Santamaría para evitar males mayores con su sociedad patrimonial. Las entidades financieras están exigiendo la liquidación de los préstamos con dinero y no con la dación en pago de acciones de Reyal Urbis, la otra posibilidad que se contemplaba en los acuerdos de financiación de Inversiones Inveryal.
Negociaciones enquistadas
La banca acreedora de Santamaría no quieren ni oír hablar de quedarse con acciones de la inmobiliaria, que han sufrido un espectacular desplome, hasta el punto de que, al cierre de la sesión de ayer, cotizaban a tan sólo nueve céntimos, cuando la resultante de la fusión entre Reyal Grupo e Inmobiliaria Urbis comenzó su andadura en el parqué con un precio de 10 euros.
De esta forma, las negociaciones se encuentran enquistadas. La patrimonial de Santamaría cerró el ejercicio 2011 con unas pérdidas de 409 millones de euros y un patrimonio neto negativo de 1.165 millones de euros, un escenario aún peor que el que presenta Reyal Urbis.
Al igual que ocurriera con el caso de Martinsa-Fadesa y las instrumentales de su presidente y principal accionista, Fernando Martín, el proceso puede acabar en una cascada de concursos de acreedores. Por el momento, Reyal Urbis aun tiene tiempo para poder esquivar el concurso, aunque el acuerdo con las entidades financieras parece complicado.
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