El pasado 27 de febrero, el consorcio liderado por Sacyr y encargado de la construcción del tercer juego de esclusas del Canal de Panamá alcanzaba un acuerdo con la Autoridad del Canal para proseguir con los trabajos bajo una nueva fórmula de financiación y un nuevo plazo de entrega. Se ponía fin a dos intensos meses de crisis en los que el contrato de la gran obra llegó a estar muy en el aire y con él la situación de la propia Sacyr.
Pero su presidente, Manuel Manrique, llegó justo a tiempo para anunciar y explicar el acuerdo a los analistas en la habitual conferencia con motivo de la presentación de los resultados anuales. El caprichoso calendario quiso que sólo unas horas después de alcanzar el pacto, tocara rendir cuentas a los expertos que siguen a la compañía. En esa intervención, Manrique habló también del futuro de la compañía y apuntó la posibilidad de acudir al mercado de capitales tras realizar un brutal ajuste que valoró en 3.000 millones de euros.
Esa cantidad se corresponde con la notable reducción de los fondos propios de Sacyr en los últimos tres años, desde que el proceso de refinanciación de la deuda asociada a su participación en Repsol terminó con la destitución de Luis del Rivero como presidente y la reducción a la mitad del paquete accionarial en la petrolera, que ascendía al 20%.
Aquel proceso tuvo lugar a finales de 2011. Sacyr cerró 2010 con unos fondos propios cercanos a los 3.700 millones de euros. El balance del pasado año que presentó al mercado el último día de febrero refleja que esta cantidad se redujo hasta los 919 millones de euros.
De la ampliación a los bonos
Ese ajuste no sólo incluye la necesaria desinversión en Repsol, de la que ahora Sacyr posee algo más de un 9%, sino también ventas de algunos activos inmobiliarios y también las desconsolidación de Vallehermoso, que ha permitido reducir la deuda en algo más de 1.000 millones de euros.
De este modo, Sacyr contempla con cierto optimismo una tímida recuperación de los mercados y, sobre todo, la sustancial rebaja de la prima de riesgo, que le abre la posibilidad de emitir bonos, pese al hándicap de no contar con calificación crediticia. No sería, sin embargo, la primera vez que Sacyr acude al mercado de renta fija sin rating y con resultados más que aceptables.
Tampoco se descarta la ampliación de capital, una circunstancia algo más complicada, toda vez que para algunos de los principales socios de la compañía sería complicado afrontar un proceso de este tipo.
En el mercado también se habla de la posibilidad de transformar en socimi a Testa, su filial de activos de renta, sin duda una de las joyas del grupo, que prosigue cotizando en el Mercado Continuo aunque con un capital flotante que no llega al 1%. Es otra de las opciones que Sacyr tiene encima de la mesa para seguir diseñando su futuro.
Cumplir con el Canal
No obstante, todo pasa por la conclusión en plazo de la obra del Canal y, sobre todo, la evolución de los procesos de arbitraje puestos en marcha para reclamar los cerca de 1.200 millones de euros de sobrecostes por los que lucha el consorcio Grupo Unidos por el Canal.
Sacyr ha optado por hacer unas estimaciones prudentes y unas provisiones próximas a los 200 millones de euros al calcular que apenas recuperará un 25% de lo que reclama.
Sin embargo, todo sigue en manos de los tribunales. Si fallan en su contra, las pérdidas por la obra del Canal se dispararán y la situación de la compañía se complicará aún más, lo que hace aún más necesario el refuerzo de los fondos propios que persigue ahora Sacyr.
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