La fuga de empresas que se ha producido en Cataluña desde el pasado 1 de octubre es sólo el preludio de la debacle económica que le espera a esta comunidad autónoma en el caso de que sus políticos mantengan su órdago al Estado. Este mensaje lo ha recibido el consejero de Empresa de la Generalitat, Santi Vila, de boca de los representantes de la principal organización empresarial catalana, Foment del Treball, que han vaticinado que el derrumbamiento tendría lugar "en cuatro fases" y culminará con un importante aumento del desempleo en la región.
En estas comunicaciones, han pedido al Govern que retorne a la senda de la legalidad cuanto antes. También le han trasladado que la conflictividad que se vive en esta región ha afectado a su imagen y ha provocado que una parte de los inversores encojan la mano.
Fuentes de Foment han asegurado a Vozpópuli que Vila -político en ascensión en el PdeCat- ha sido el principal interlocutor con la organización durante las últimas semanas. En los contactos “informales” que han mantenido, los representantes de la patronal le han dejado claro que si el conflicto político en Cataluña prosigue, la economía de esta comunidad autónoma se deteriorará de forma progresiva. “Las peores consecuencias no serán inmediatas, sino que podrían tardar meses o incluso algunos años en aparecer. Pero lo harán si esto sigue así”, han incidido.
Desde esta organización argumentan que el declive económico de esta región se producirá en cuatro etapas. La primera se puso en marcha hace unas semanas, cuando comenzó la emigración de empresas hacia otras comunidades. A esta diáspora se han sumado ya más de 800 sociedades, entre las que se encuentran algunas de las principales cotizadas del país, como CaixaBank, Abertis, Gas Natural o Banco Sabadell. El ritmo “asusta”, dado que desde el pasado 1 de octubre se produce la marcha de un empresario cada 20 minutos y no parece que esta tendencia se vaya a revertir mientras no se restablezca la normalidad en Cataluña.
En Foment insisten en que las peores consecuencias de este éxodo empresarial todavía no son palpables, entre otras cosas, porque todavía no ha afectado al empleo. No obstante, avisan de que las noticias negativas que se han difundido sobre esta comunidad autónoma -como consecuencia de esta desafío político- han ocasionado un “daño a la reputación” de la región que ha generado dudas entre los inversores. Ahora, como es lógico, temen que la inestabilidad perjudique a sus negocios actuales o futuros.
DEFCON-2
La patronal ha alertado a Vila en estas conversaciones de que todo puede ir a peor en unas semanas o en unos meses. La segunda fase de este declive comenzará cuando las empresas destinen a otros puntos de España -o de otros países- las inversiones que pretendían realizar en Cataluña. Entonces, podría iniciarse la tercera etapa, en la que los territorios que compiten con esta comunidad autónoma ofrezcan ventajas fiscales a los empresarios para evitar que retornen a su lugar de origen o para atraerlos desde allí.
En el caso de que no se restablezca el orden en un período de tiempo razonable, se activará el cuarto nivel de alerta y las grandes empresas de Cataluña comenzarán a mover a sus trabajadores fuera de esta región. Evidentemente, todos estos factores afectarán al consumo y, por tanto, a una buena parte de las pymes, que cuentan con un mucho menor margen de maniobra para remontar el vuelo y no tienen la posibilidad de cambiar de ubicación.
Desde el pasado 1 de octubre se ha marchado una empresa de Cataluña cada 20 minutos. Un ritmo que "asusta".
Santi Vila y, por tanto, el Govern son conscientes del análisis de Foment del Treball. Sin embargo, han optado por dar la callada por respuesta y por imponer la agenda política a la lógica económica. Por hacer prevalecer el sueño independentista sobre la seguridad de los empresarios, han lamentado los mismos informantes.
Cabe recordar que el pasado día 9, Foment difundió un duro comunicado en el que criticó que el Govern traspasara “fronteras de ilegalidad" y llevara “al país hacia el descrédito nacional e internacional, y quién sabe si hacia la insolvencia económica”.
Sobre la fuga de sociedades, se expresó de la siguiente forma: “Foment ha estado, está y estará siempre al servicio de las empresas de Cataluña, con el convencimiento de que sin empresas no hay país, y perderlas nos empobrece”.
Interpretación tramposa
Las fuentes consultadas por este periódico lamentan la interpretación que la Generalitat realizó de los resultados de las últimas elecciones autonómicas, puesto que se consideró legitimada para seguir con el proceso soberanista pese a que los partidos defensores de la independencia no fueron capaces de obtener la mayoría de los votos. “Cataluña no es Eslovenia, pues allí el 94% de los habitantes era partidario del separatismo. Aquí nos encontramos ante un conjunto de gente muy movilizada y que desde hace unos años ha monopolizado el debate político, pero que no han sido capaces de obtener una mayoría tan clara. Y eso es malo para todos los ámbitos de la sociedad, incluido el empresarial”, afirman.
Y añaden: “el problema es que ni la declaración unilateral de independencia ni la aplicación del artículo 155 (de la Constitución española) resolverán esta situación”.
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