La Sareb ha fichado para su equipo a Nicolás Díaz Saldaña, el que fuera hasta hace un año responsable de la división internacional de Metrovacesa. El directivo se ocupa de la gestión de la cartera de activos que Liberbank ha traspasado al banco malo, aunque su trayectoria en el sector durante los últimos años no se ha caracterizado por sus buenos resultados. La inmobiliaria registró cuantiosas pérdidas con la precipitada salida de sus inversiones en el exterior, principalmente en Reino Unido y Alemania.
Díaz Saldaña llegó a Metrovacesa a comienzos de 2008, cuando la compañía estaba en plena expansión en el exterior. Bajo el mando de la familia Sanahuja, que se había hecho con el control de la inmobiliaria en 2007, Metrovacesa había adquirido la torre HSBC en Londres, una inversión valorada en 1.600 millones de euros. Poco después, entró en el mercado alemán con la adquisición de una serie de complejos de oficinas por los que pagó 340 millones de euros.
Además, Metrovacesa también se comprometió a promover el denominado complejo Walbrock, una singular manzana de edificios de oficinas en la City.
Procedente de BBVA, Díaz Saldaña aterrizó en Metrovacesa cuando este proceso de expansión estaba ya ejecutado. Bajo el paraguas de la filial francesa de la inmobiliaria, el ejecutivo era el responsable de la totalidad del área internacional que, hasta la llegada de los Sanahuja a la sala de máquinas de la empresa, se reducía a la participación mayoritaria en la francesa Gecina, adquirida en 2005.
Oleada de ventas
Los efectos de la crisis hicieron inviable el ambicioso proyecto en el exterior de Metrovacesa, que tuvo que abandonarlo de forma precipitada. Poco después de adquirir la torre HSBC, en una de las mayores operaciones inmobiliarias de los últimos tiempos en Europa, la inmobiliaria española tuvo que renunciar a ella y volverla a vender a la entidad financiera, que la recompró a un precio muy inferior al que la vendió. Las minusvalías de aquella operación se fueron hasta los 600 millones de euros.
La llegada al sector inmobiliario alemán también se produjo en el peor de los momentos. Aunque el ajuste de precios en el país germano fue muy rápido, Metrovacesa se precipitó en su salida, ahogada ya en numerosos problemas económicos e inmersa en una compleja refinanciación de la deuda que se demoró en más de dos años. La inmobiliaria se deshizo de los edificios que adquirió en Alemania con unas minusvalías superiores a los 150 millones de euros.
También hubo de renunciar a promover el complejo Walbrock, que hubiera supuesto una inversión inicial de unos 200 millones de euros inabordable en aquellos momentos. Las urgencias por salir impidieron que Metrovacesa pudiera encontrar socios en cuyas manos dejar el proyecto y, al menos, recuperar lo que ya se había gastado.
Después de todas estas operaciones, Díaz Saldaña abandonó Metrovacesa a finales de 2012, en plena reestructuración de la inmobiliaria, que incluyó cambios en su cúpula (nuevos presidente y consejero delegado) y la exclusión de Bolsa a cargo de los bancos que controlan su capital.
Poco después de este verano se incorporó a Sareb para ocuparse de la cartera traspasada al banco malo por Liberbank. A la vista de los antecedentes, será difícil que las ventas se den aun peor.
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