Las grandes constructoras consideran que la inversión en infraestructuras debería aumentar. Y además, mucho, en torno al 72% en relación con las cifras registradas en los últimos años. Hasta aquí, todo en su sitio. Pero si este incremento viene acompañado de un notable cambio en los objetivos de la inversión, con una gran parte destinada a áreas sociales (en detrimento de tanta línea de alta velocidad, aeropuertos y demás), el escenario varía. Y también mucho. Quién sabe si como un adelanto de lo que puede suceder con el Gobierno en España a partir del próximo 20 de diciembre, fecha de las elecciones generales.
Así las cosas, no fue de extrañar que la flor y nata del sector de la gran construcción y las infraestructuras se diera cita en la mañana de este miércoles en un céntrico hotel de Madrid para asistir a la presentación del informe “Construyendo futuro. Las infraestructuras que necesita España”, elaborado por la consultora AT Kearney y la patronal de grandes constructoras, Seopan.
Allí se dieron cita, entre otros, los presidentes de Abertis, Salvador Alemany; OHL, Juan Miguel Villar Mir; y Sacyr, Manuel Manrique; los vicepresidentes de ACS y Acciona, Antonio García Ferrer y Juan Ignacio Entrecanales, respectivamente; el consejero delegado de Ferrovial, Iñigo Meirás; el máximo responsable de FCC Construcción, Miguel Jurado… Y un sinfín de altos ejecutivos de las principales filiales de las grandes empresas del sector.
Todos ellos pudieron escuchar a los presidentes de Seopan y AT Kearney, Julián Núñez y Eugenio Prieto, respectivamente, una ristra de cifras para desgranar el sesudo informe pero todas se resumían en un mensaje muy claro: se acabó el ciclo de las infraestructuras relacionadas con el transporte y la conexión entre ciudades; toca abrir el de infraestructuras sociales, relacionadas con ámbitos como la salud, la educación, el medioambiente, la justicia, el urbanismo…
Déficit de hospitales, escuelas, depuradoras...
“En los últimos diez o veinte años hemos cerrado la brecha que teníamos con los países de nuestro entorno en cuanto a infraestructuras como carreteras, puertos y aeropuertos. Ahora hay que hacer lo propio con las áreas más sociales, más relacionadas con el día a día de las personas, nuestras familias, nuestros hijos”, apuntó posteriormente Prieto, en la presentación del informe a la prensa.
“Tenemos las mejores carreteras y los mejores aeropuertos pero, por ejemplo, en España hay un 25% menos de camas de hospital por habitante que en países como Francia, Alemania y Reino Unido. Aunque no lo parezca, hay un considerable déficit de centros sanitarios”, recalcó Prieto. Núñez ilustró la situación en un ámbito como el del agua. “Estamos incumpliendo la normativa europea sobre depuradoras, lo que podría acarrear para el Estado multas de hasta 50 millones de euros anuales. En Alemania, el agua llega depurada al 100% de los hogares”.
Incluso, en un momento determinado de la reunión se llegó a hablar que habría que cambiar los términos para evitar hablar de “inversión en infraestructura” y empezar a hablar de “inversión social”. En definitiva, un discurso que supone todo un guiño a planteamientos que están más próximos a la socialdemocracia, que calará más hondo en partidos más próximos a la izquierda, a los que resultará más fácil convencer de que apuesten por la inversión en infraestructuras con estos preceptos.
Convencer a los partidos
De hecho, el informe en cuestión recorrerá también las sedes de los principales partidos que concurren a los comicios del próximo 20 de diciembre. El sector de la gran construcción es consciente de que ha podido sobrevivir durante la crisis gracias a un profundo cambio de planteamientos y una gran actividad de internacionalización pero que sin la recuperación de cifras que pongan al país en línea con sus principales socios europeos será difícil sostener durante mucho tiempo más la situación.
Si esto pasa por un cambio en el ámbito de las inversiones, las compañías están dispuestas a dar el paso. Y a convencer a los que detrás de la inversión en infraestructuras sólo ven derroche, sobrecostes y pelotazos de unos pocos privilegiados.
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