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El Corte Inglés se replantea los descuentos que ofrece a sus empleados

La medida, que aún se negocia, se debe a una "bajada de ventas, unida a una rebaja sustancial de márgenes", según los sindicatos. CCOO cree que equivale a un recorte salarial.

El Corte Inglés negocia con los sindicatos el futuro de algunos de los descuentos que ha ofrecido históricamente a sus cerca de 100.000 empleados. La empresa comunicó el pasado 22 de junio a los representantes sindicales su intención de eliminar, en algunos de sus departamentos, la rebaja de precios del 15% de la que disfruta su plantilla para los productos adquiridos en sus centros.

En concreto, según CCOO, la medida se planteó en seis áreas: electrodomésticos, complementos, electrónica, cultura y ocio, juguetes y bricolaje-automóvil-ordenación, así como para todas las firmas colaboradoras en régimen de explotación directa. Para el descuento en compras en el supermercado, en cambio, no se propuso ninguna modificación.

La negociación, que el grupo no comenta, todavía está abierta. Hoy podría entrar en una fase decisiva, con la celebración de una reunión del Comité Intercentros en la que se intentará llegar a un acuerdo, apuntan fuentes sindicales. La posición inicial del grupo se ha suavizado en la última semana, de forma que, en lugar de suprimirse, los descuentos podrían simplemente reducirse y aplicarse a un número inferior de categorías de productos.

CCOO se opone frontalmente. “Es una rebaja de salarios”, dice Rafael Peinado, secretario general de la sección sindical del grupo, que da por seguro que habrá “recortes de descuentos en determinados departamentos”.

José Luis Estévez, delegado de la Federación de Asociaciones Sindicales (Fasga), la central mayoritaria, matiza que los descuentos son un tratamiento preferente que la compañía ha otorgado siempre a sus empleados y que no están sometidos a declaración del IRPF, por lo que no pueden considerarse retribución en especie.

Al tratarse de una ventaja no recogida en el convenio colectivo vigente en El Corte Inglés (el de grandes almacenes), la medida planteada se rige por el artículo 41 del Estatuto de los Trabajadores, que faculta a la dirección de la empresa para “acordar modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo” cuando “existan probadas razones económicas, técnicas, organizativas o de producción”. Con la última reforma laboral, la empresa puede modificar esas condiciones unilateralmente, aunque ha optado por negociarlas.

La razón que ha expuesto es una “bajada de ventas, unida a una rebaja sustancial de márgenes”, según el representante de Fasga. “En el marco de la crisis, han tenido que rebajar márgenes de forma sustancial y eso puede hacer que [al aplicar los descuentos a los empleados] muchos artículos se vendan a pérdida”, explica Estévez. La empresa ha presentado "volúmenes y cifras de ventas" para justificar la decisión, añade. 

Por su parte, el representante de CCOO señala que los departamentos para los que se ha planteado eliminar los descuentos "no tienen la rentabilidad adecuada". Peinado considera "absurdo" ligar esos beneficios de los empleados a la marcha de la compañía: "Suponen el chocolate del loro en su cuenta de resultados", dice. 

La propuesta se ha planteado dos semanas después de que el grupo anunciara una rebaja sin precedentes (de hasta el 20%) en el precio de cerca de 5.000 referencias para intentar competir con Mercadona, el gran vencedor del sector de la distribución en la actual crisis.

Fasga ha planteado al grupo, entre otras alternativas, "que sólo se revisen departamentos concretos, que estén causando desajustes en los márgenes, pero que nunca afecten a divisiones completas"; que, salvo "casos excepcionales", los descuentos no se eliminen; que la medida tenga carácter temporal y "sea reversible cuando se recuperen la venta y los márgenes comerciales"; y que "si se producen algunos ajustes, se compensen con un incremento en el descuento en los productos de alimentación y de gran consumo que forman parte de la cesta básica de la compra".

Hasta ahora, el grupo ha soportado la crisis sin recurrir a reducciones de empleo, más allá de la disminución de la contratación de trabajadores eventuales. “El empleo fijo se ha seguido manteniendo”, explica el delegado de Fasga, que añade que la contratación de eventuales “tampoco hace falta ya, porque la afluencia a los centros ha bajado bastante”.

En la última junta de accionistas, el presidente del grupo, Isidoro Álvarez, ya anticipó que la respuesta del grupo a la crisis sería la “reducción de costes operativos” e instó a la plantilla a “seguir dando respuestas ágiles e inteligentes a la realidad de un mercado cambiante; a las exigencias de eficacia en un sector altamente competitivo y, sobre todo, a las nuevas necesidades del consumidor”. 

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