Carlos Slim ha vuelto a salir al rescate de Esther Koplowitz, sobre la que volvía a pender la amenaza de que los bancos acreedores ejecutaran las garantías asociadas a la deuda de la empresaria debido a sus reiterados impagos. El magnate mexicano, principal accionista de FCC, ha decidido ejercer la opción de compra sobre esa deuda, que asciende a unos 845 millones de euros, concedida hace dos años por BBVA y Bankia, históricos acreedores de Koplowitz. Y además, lo ha hecho en condiciones más que ventajosas, toda vez que ha desembolsado 600 millones de euros por la operación.
A través de la instrumental Control Empresarial de Capitales, Slim se ha hecho con la deuda de la sociedad Dominum Dirección y Gestión (DDG), a través de la que Koplowitz posee buena parte de la participación que aún le resta en FCC (casi las tres cuartas partes del 20% que conserva). Según un hecho relevante remitido por la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la deuda lleva asociada una serie de garantías entre las que se encuentra, precisamente, el paquete de acciones de la constructora en poder de DDG.
La opción de compra-venta que se otorgaron el empresario azteca y los bancos acreedores de Koplowitz data de febrero de 2016. Meses antes, Bankia y BBVA habían refinanciado por enésima vez la deuda de la empresaria asociada a su participación en el capital de FCC, después de un largo proceso que se convirtió en un calvario toda vez que, desde que en 2012 la compañía cortó su fuente de ingresos recurrentes con la supresión del dividendo, Koplowitz había incurrido en varios impagos de intereses.
Los acreedores vieron en Slim la oportunidad de garantizarse que estos sofocos no volvieran en el futuro. De este modo, negociaron con el empresario mexicano otorgarse una opción de compra-venta de la deuda de la empresaria, que sería ejecutada en el caso de que Koplowitz incurriera en reiterados impagos.
Acreedor y avalista
Poco antes, Slim había promovido una ampliación de capital de FCC y, para evitar que la histórica accionista de la compañía se diluyera (al no disponer de recursos para acudir a la operación), él mismo le prestó el dinero para que pudiera suscribir los derechos que le correspondían.
De esta forma, Slim se convirtió en acreedor y también en avalista de su socia en FCC (a la que ya había salvado de ser ejecutada por los acreedores en noviembre de 2014, con su aterrizaje en la constructora). Y, además, Bankia y BBVA reducían de forma notable su particular riesgo-Koplowitz.
Dos años antes del vencimiento de esta deuda, Slim y las entidades financieras han acordado ejecutar la opción que se concedieron. De este modo, los bancos han dicho adiós para siempre a un problema que se había convertido en eterno, toda vez que FCC sigue a día de hoy sin dividendo y, por lo tanto, ellos sin posibilidad de cobrar la deuda.
Jugada redonda
Eso sí, la jugada no les ha salido gratis. El precio a pagar ha sido una quita próxima al 30%. Por una deuda de 845 millones de euros han percibido 599,73 millones, según reza el mencionado hecho relevante.
Mucho mejor ha sido la maniobra para Carlos Slim y no sólo por el amplio descuento obtenido al comprar la deuda. A precios actuales de mercado, el paquete de acciones de FCC que Koplowitz mantiene como garantía supera los 630 millones de euros, ya netamente por encima de la cantidad abonada a los bancos por el empresario mexicano.
Bien es cierto que con la deuda también ha comprado el riesgo. Pero no lo es menos que, a la hora de tener que llevar a cabo una hipotética ejecución de garantías por impagos, Slim no hará sino ampliar su presencia en el capital de FCC, de la que ya controla más de un 61%. Y a poco que las acciones sigan su trayectoria alcista, el beneficio podría ser muy notable.
Sólo en lo que va de año, la compañía se ha revalorizado un 25%. Desde la última ampliación de capital, la subida acumulada supera ampliamente el 45%.
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