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Slim rescata a FCC en Panamá al apoyar la financiación de la línea 2 del metro

El contrato, valorado en más de 1.500 millones de euros, estaba en el aire después de que Citi abandonara el 'pool' de bancos financiadores debido a la presencia en el consorcio, junto a FCC, de la brasileña Odebrecht, investigada por corrupción en toda Latinoamérica. De la mano de Inbursa, Slim ha asegurado la viabilidad del proyecto.

Carlos Slim ha vuelto a acudir al rescate de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), de cuyo capital controla algo más de un 61%. A través de Inbursa, el magnate mexicano ha asegurado parte de la financiación del contrato para la construcción de la línea 2 del metro de Ciudad de Panamá, adjudicado en su día a un consorcio participado por el grupo español de construcción y servicios y Odebrecht. La viabilidad del proyecto, valorado en algo más de 1.500 millones de euros, estaba en el aire desde el estallido del escándalo de corrupción que afecta a la compañía brasileña, que había tenido como consecuencia la salida del estadounidense Citi del 'pool' de bancos financiadores.

A comienzos de la semana, el consorcio comunicó a los responsables de la sociedad pública que gestiona el suburbano panameño que acababa de cerrar la negociación para asegurar la financiación del proyecto, tras el acuerdo alcanzado con varias entidades financieras para que ocuparan el lugar dejado por Citi. Junto a Inbursa también se encuentra el banco suizo UBS, según informa la prensa local.

Como sucediera con el contrato de la línea 1, el consorcio formado por Odebrecht (55%) y FCC (45%) logró hacerse con la licitación para la construcción de la segunda línea del metro de la capital panameña. Sin embargo, a diferencia del anterior, en este caso era el adjudicatario el que tenía que lograr la financiación del proyecto, en lugar de ser el Estado panameño el que pagara la obra. En un principio, el consorcio no tuvo problemas para lograr el acuerdo con un grupo de bancos liderados por Citi.

Sin embargo, poco después estalló el escándalo en torno a Odebrecht, que llevó a la encarcelación de su presidente y a la apertura de investigaciones, entre otros de la Fiscalía de EEUU, que afloraron el pago de comisiones por parte de la compañía en varios países de Latinoamérica a cambio de la concesión de proyectos.

Este hecho motivó la inmediata salida de Citi como financiador de la obra, que ya había dado comienzo, toda vez que, de confirmarse las acusaciones, la entidad sería duramente castigada en EEUU por trabajar para una compañía condenada por asuntos de corrupción.

Los efectos del 'caso Odebrecht'

Desde entonces, el consorcio se lanzó a la búsqueda de bancos para asegurar el proyecto, una misión que no ha sido nada sencilla debido a la presencia de Odebrecht en el consorcio. La situación comenzaba a ser preocupante, hasta el punto de que a finales del pasado año el Banco Nacional de Panamá tuvo que comprar al consorcio cuentas pendientes de cobro, con el fin de que las constructoras obtuvieran fondos para seguir adelante con las obras, ante la falta de bancos financiadores.

A finales del año pasado, el Banco Nacional de Panamá tuvo que comprar al consorcio cuentas pendientes de cobro para que las constructoras pudieran seguir adelante con las obras

De esta forma, el apoyo financiero de Inbursa ha evitado que FCC se quede fuera de uno de sus proyectos internacionales de mayor enjundia. El grupo no ha corrido la misma suerte que Enagás, que vio cómo el consorcio del que formaba parte y que fue adjudicatario del proyecto del Gasoducto Sur Peruano (GSP), valorado en más de 6.000 millones de euros, se quedaba sin la concesión al no poder cerrar la financiación.

Como en el caso del metro de Panamá, el obstáculo fue la presencia de Odebrecht en el consorcio. Los bancos tan sólo estaban dispuestos a prestar su apoyo si el grupo brasileño salía del grupo de empresas. Una operación que no pudo concretarse antes de que venciera el plazo dado en el contrato para asegurar la financiación. Eso sí, Enagás cuenta con el compromiso del estado peruano de que recuperará su inversión en un plazo máximo de tres años.  

El apoyo a Koplowitz

La salvación ha vuelto a aparecer de la mano de Slim, que desde finales de 2014 ha invertido más de 1.700 millones de euros en FCC, básicamente a través de sendas ampliaciones de capital que han asegurado la viabilidad del grupo, le han permitido reforzar su capital y reducir deuda.

A partir de entonces, su papel como financiador de varias operaciones relacionadas con la compañía ha sido constante. De primeras, concedió un crédito de 170 millones de euros a Esther Koplowitz, a pagar en cinco años, para que la anterior accionista mayoritaria de FCC pudiera suscribir la segunda de las ampliaciones y su participación no se diluyera aún más (después de haberse diluido desde el 50% al 22,4% en la primera ampliación).

Resolvió la 'operación Calderón'

Además, Slim también resolvió la situación de la compañía en torno a la llamada ‘operación Calderón’, en Madrid. En el planteamiento original, FCC construiría el estadio de la Peineta (que se llamará Wanda Metropolitano) a cambio de promover los terrenos ocupados por el Vicente Calderón tras su demolición. Como la operación estaba bloqueada en los tribunales, Slim decidió impulsar la resolución del convenio con el Consistorio madrileño, de forma que el coste del estadio recaería en el Atlético de Madrid, que será su propietario.

Para pagar la instalación, el club que preside Enrique Cerezo también obtuvo financiación de Slim, por valor de unos 160 millones de euros.

Y fue también una compañía del dueño de Telmex la que compró un porcentaje de la filial cementera de FCC en México, Giant, que llevaba largo tiempo a la venta sin que hubiera encontrado un comprador adecuado.

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