Más allá de la inestabilidad institucional que vive el fútbol español tras la salida por suspensión de la FIFA de Luis Rubiales al mando de la Federación (RFEF) o las posibles suspicacias oportunistas sobre los resultados de los clubes nacionales en Europa, la principal preocupación del presidente de LaLiga Javier Tebas sigue siendo la iniciativa de una Superliga continental que lidera Florentino Pérez. De hecho, la posición en torno a este proyecto está trabando buena parte de la predisposición de Tebas hacia cada uno de los candidatos presidenciales federativos, siendo el único con los suficientes avales, Pedro Rocha, con quien mayor sintonía ha percibido en esta línea. Por contra, donde la patronal de LaLiga está encontrando menos reciprocidad o, más vaivenes, es en el propio Gobierno español.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha negado a firmar una declaración suscrita por el resto de los países de la Unión Europea contra la iniciativa del Real Madrid y el FC Barcelona por la que estos están enfrentados judicialmente contra la UEFA -con sede en Suiza- como rectora del balompié a nivel continental y LaLiga a nivel nacional. El juicio está visto para sentencia en Madrid después de que el Tribunal de Justicia de la Unión emitiera en diciembre una prejudicialidad que, por un lado, abre la puerta a competiciones como la Superliga con base en el derecho europeo a la libre competencia, y por otro, no cierra la vía a que UEFA tome medidas en aras de defender el modelo de deporte comunitario que, en palabras de sus defensores, es "anterior incluso a la Unión Europea" y está "basado en la meritocracia".
Fuentes del Consejo Superior de Deportes explican que el Gobierno español está procurando desmarcarse de "cualquier interpretación que pueda interferir en el procedimiento judicial que se está desarrollando en nuestro país", toda vez que "España es el único país de la Unión Europea en el que hay un procedimiento judicial abierto". Desde el ramo de deportes del Ejecutivo se ha reconocido a este medio su malestar con la declaración impulsada por Francia por entender que esta, en su condena de iniciativas como la Superliga, obvia "que la organización del deporte en Europa se base en el derecho fundamental de libertad de asociación". Anteriormente, Vozpópuli informó que el Gobierno apoyaría la Superliga si esta se abría formalmente a las ligas nacionales, como los promotores del proyecto ya han prometido a través de la división inferior del nuevo sistema.
Primera reunión en Bruselas
La posición gubernamental ha encendido las alarmas en Torrelaguna y relanzado la preocupación del abogado Javier Tebas, que recientemente aprovechó el Congreso ISDE Sports Convention para advertir de la "demasiada influencia" que tiene Florentino Pérez en España. Ello, tras ejemplificar la circunstancia del último encuentro de Champions del Real Madrid con el City en el Palco del Santiago Bernabéu, donde se dieron cita varios ministros del Gobierno y autoridades del Estado como el mismo presidente del Tribunal Constitucional.
La patronal que preside Tebas ha movido sus fichas dentro de la esfera política comunitaria habida cuenta del feedback que está recibiendo del Ejecutivo español. El 22 de febrero, dos semanas después de que Moncloa evitara condenar la Superliga, la delegación de LaLiga en Bruselas mantuvo un encuentro bilateral con Markus Schulte y Emil Dimitrov, miembros del gabinete de la comisaria Iliana Ivanova, que supervisa las actuaciones de la Comisión Europea sobre Deporte.
Los temas que se abordaron no fueron otros que los riesgos que suponen para el reivindicado "modelo deportivo comunitario" iniciativas como la Superliga, que Tebas tacha de esconder el interés de los clubes más ricos en ser más ricos a costa de los demás y, a largo plazo, del conjunto. La reunión, en suma, fue el quinto encuentro bilateral en ocho años de LaLiga con representantes de la Comisión Europea...pero el primero con el foco en la Superliga y sus derivadas deportivas y económicas -el asunto abordado anteriormente a iniciativa de LaLiga pasaba por la lucha contra la piratería.
Cifras de LaLiga y el choque con la Superliga
El presidente de la patronal de los clubes españoles cuenta con un informe de la consultora KPMG según el cual la Superliga supondría un incremento del negocio de los equipos participantes a costa de una pérdida del 55% en los ingresos de LaLiga, que viene de cerrar el último ejercicio con un crecimiento de la facturación del 15%, hasta rondar los 4.900 millones.
Del lado del presidente del Real Madrid se ha contrapuesto que la Superliga se celebraría en paralelo a las ligas nacionales y vendría a sustituir, en verdad, al modelo actual de competiciones europeas que supervisa la UEFA. Un modelo que, reivindican, está próximo a un techo que la Superliga traspasaría con facilidad por la vía de ofrecer un "mejor producto" para los consumidores europeos.
En cifras, la UEFA ha prometido un negocio total de unos 4.400 millones anuales para el ciclo que comienza la próxima temporada hasta 2027 y que daría participación a más de un centenar de equipos en Europa tras una competición entre 735, disparando el número de encuentros (más de un 50% en el caso de la Copa de Europa) para obtener un incremento del negocio (del 26%, menor en términos relativos) y garantizando un máximo de 440 millones de "fondos de solidaridad" para los clubes europeos que no clasifiquen a sus competiciones desde las ligas.
Por contra, el proyecto de Florentino promete un fondo de solidaridad a partir de los 400 millones tras movilizar 5.000 millones anuales en torno a 60-80 clubes repartidos en distintas divisiones estructuradas de forma tal que la primera de ellas, con 20 equipos, garantizaría choques frecuentes entre los más poderosos, pero solo la última división continental sería accesible desde las ligas nacionales.
Esta última circunstancia, han puesto de relieve fuentes cercanas a LaLiga y UEFA, es la que, a su juicio, amenaza con acabar provocando la práctica desaparición del negocio más allá del grupo de equipos más potentes, ya que supondría "trasladar el modelo vertical de ascensos y descensos en las ligas domésticas a las competiciones europeas, donde actualmente existe un modelo horizontal que premia la excelencia deportiva en las competencias nacionales, lo que provocaría la destrucción del ecosistema democrático y meritocrático del fútbol europeo".
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