El año que ahora termina pasará a la historia de la telefonía móvil y la banda ancha por dos motivos: hubo una gran competencia entre operadores, lo que permitió importantes bajadas de precios y el cambio de compañía de cientos de miles de clientes; pero también fue el año en el que el mercado sentó las bases para concentrarse, pasando de cinco operadores en dura competencia a sólo tres.
Vodafone formalizó a principios de verano la compra de ONO y Orange ha sentado las bases para tomar el 100% de Jazztel en 2015, cuando reciba las correspondientes autorizaciones de las Comisión Europea.
El mercado, con cinco grandes compañías y una pléyade de pequeños y medianos operadores móviles virtuales (OMV), ha funcionado de perlas en España. Entre enero y noviembre de 2014, Telefónica, Vodafone y Orange perdieron 1,27 millones de clientes móviles gracias al buen funcionamiento de la portabilidad (cambio de operador en un tiempo récord) y a la agresividad comercial de sus competidores.
Y muy especialmente de las dos compañías que supieron y quisieron hacerles frente: ONO y Jazztel, que en conjunto les robaron 1,023 millones de clientes. Mientras Telefónica-Movistar se dejaba por el camino 809.900 clientes, Vodafone unos 364.700 clientes y Orange, la que mejor aguantó el tirón, perdía 98.000 usuarios, el grupo Jazztel se apuntaba en su haber 573.350 abonados atraídos por sus precios agresivos y el ‘regalo’ de móviles y ONO hacía lo propio con 449.800 clientes.
Y las estimaciones para el cierre del ejercicio (sólo faltan los datos cerrados de septiembre) marcan esta misma tendencia. En torno al 80% de todos los clientes que ‘roban’ Jazztel y ONO proceden de la cantera de los tres grandes.
La mayoría de los usuarios que se marchan de las tres grandes acaban en la cartera de clientes de ONO y Jazztel
Es verdad que por el camino se produce un tremendo baile de usuarios entre los que pierde Yoigo, que ha entrado en barrena en los últimos meses y acumula una pérdida neta de 15.750 clientes hasta noviembre, y los que ganan los OMV (Euskaltel, Simyo, Pepephone, R, Tuenti Móvil, MasMóvil…). Todos ellos también captan clientes descontentos de los grandes operadores de siempre, pero el grueso de abonados (en torno al 80%) que opta por cambiar de compañía lo hace pasando de los tres grandes a sus dos bestias negras, ONO y Jazztel.
De ahí que el mercado español se haya convertido en un ejemplo a seguir en cuanto a la salud de la liberalización iniciada en 1999 con la llegada de Amena (ahora Orange) y a la fuerte competencia en precios y servicios.
También llegaron las compañías de cable (ONO entre ellas) y nuevas compañías nacidas al calor del crecimiento del mercado (véanse los casos de Jazztel, Yoigo y los OMV). Le década pasada y lo que va de ésta se ha caracterizado por el dinamismo del mercado de las telecomunicaciones en general y de la telefonía móvil en particular.
Bruselas ha puesto en cuarentena el mercado español, por los riesgos contra la competencia que supone la compra de Jazztel por Orange
Pero ha sido en este mismo 2014 cuando todo ha comenzado a cambiar. Vodafone ha comprado ONO y Orange lanzará una OPA por el 100% de Jazztel en los próximos meses, con lo que el mercado a cinco va camino de convertirse en un oligopolio a tres.
Máxime cuando la otra compañía en discordia, que podría haber hecho algo de sombra al resto, está en retirada. TeliaSonera quiere dejar España y ha abandonado a su suerte a su filial, Yoigo, que no para de perder cuota de mercado desde marzo pasado, pese a que en enero y febrero ganó 58.000 clientes móviles.
Según los expertos consultados, la agresividad comercial de la que han hecho gala ONO y Jazztel no será la misma estando bajo el control de sus nuevos dueños, que medirán muy mucho sus estrategias de cara a aumentar su base de clientes, pero sobre todo para no mantener la actual.
La propia Comisión Europea ha puesto en cuarentena el mercado español con motivo de la OPA que prepara Orange sobre Jazztel, al considerar que esta operación podría tener un impacto negativo en la competencia y podría acarrear subidas de precios de algunos servicios, algo que no se veían en la telefonía móvil en España desde hace años.
Bruselas ha querido quedarse con el expediente de esta operación, pese a que la CNMC había pedido su traslado a España, porque ve importantes riesgos en la vuelta a un oligopolio a tres bandas (Telefónica, Vodafone-ONO y Orange-Jazztel).
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