Primero fue una espectacular oleada de emisiones de deuda y después, operaciones de autocartera. El mercado recordará el primer trimestre de este año como una etapa en la que las grandes empresas españolas lograron ingresar más de 18.000 millones de euros en tiempo casi récord, a través de bonos corporativos y también venta de acciones propias. Lo grueso de las cifras y la urgencia se explica por una acuciante necesidad de liquidez y también de reducir el abultado endeudamiento que acumulan, cuya suma se va por encima de los 200.000 millones de euros.
Telefónica ha sido la última en realizar una maniobra de este tipo y lo ha hecho con una colocación acelerada de lo que le quedaba de autocartera, equivalente al 1,97% de su capital. En total, 975 millones de euros, aproximadamente un 20% de lo que han obtenido otras grandes compañías del mercado con la colocación en el mercado de sus propios títulos.
En este capítulo han destacado las operaciones llevadas a cabo por Repsol, que llegó a alcanzar el límite legal del 10% al comprárselo a finales de 2011 a Sacyr, Abertis (en el marco de la entrada en su accionariado de OHL a cambio de sus activos de concesiones en Brasil), ACS y también los dos grandes bancos, Santandar y BBVA. En total, papel que el mercado ha devuelto en forma de casi 4.700 millones de euros en apenas ocho semanas.
Antes, en los primeros días del año, las grandes compañías aprovecharon la subida del bono soberano y el correspondiente recorte de la prima de riesgo para acudir a las ventanas de liquidez en busca de emisiones de deuda corporativa. El grueso llegó en las primeras semanas del año, en las que la gran banca y compañías como Iberdrola, Gas Natural, Telefónica y Ferrovial captaron algo más de 8.500 millones de euros.
Respuesta irregular del mercado
El goteo posterior tuvo como protagonistas a empresas de capitalización algo más reducida que éstas, como ACS, Prosegur, Ence y, la última, OHL, que ayer mismo anunció una emisión de bonos convertibles en acciones de su filial de concesiones en México. En total, más de 12.000 millones de euros captados, con una demanda que se fue por encima de los 45.000 millones.
En la mayoría de las ocasiones, el objetivo de las empresas ha sido reducir las abultadas cifras de endeudamiento que acumulan.
Sin embargo, la reacción del mercado no ha sido precisamente benévola. Especialmente en lo que se refiere a las operaciones de venta de acciones propias ya que las compañías no han elegido el mejor momento para proceder a la venta de su autocartera ya que los valores están muy lejos de sus máximos.
Además del descuento aplicado a la operación, la mayoría de las empresas han registrado minusvalías con la venta de sus propias acciones.
Por el contrario, las compañías emitieron deuda a precios, por lo general, inferiores a la referencia de los bonos corporativos.
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