La Colonia Banesto tiene muchas similitudes con la aldea gala de Asterix. Un pequeño poblado sacado de otra época y en el punto de mira de poderosos enemigos. Primero Mario Conde, después Ana Botín y ahora Metrovacesa. El objeto de deseo es un espacio propiedad original de Banesto, de unos 25.000 metros cuadrados para uso residencial, en uno de los mejores enclaves de Madrid, pero con una renta antigua que no quieren perder algunos exempleados. Esta pequeña Colonia situada en el distrito de Hortaleza ha saltado a los titulares ante el intento de Metrovacesa de echar a 39 jubilados, como avanzó este medio.
Los inquilinos de la Colonia han recibido una carta para que dejen su vivienda antes de febrero. Detrás de ello está un potencial pelotazo inmobiliario de 100.000 metros cuadrados, que la inmobiliaria puede protagonizar junto a su principal accionista, Santander.
Este acoso no es nuevo para los inquilinos, exempleados de Banesto. Comenzó en los años 90, con Conde al frente del banco. El banquero ordenó tasar la Colonia para saber cuánto podría obtener en una operación inmobiliaria. El resultado de la valoración fue que los pisos (sin derribar y volver a construir) se hubieran colocado en el mercado por 18.000 millones de pesetas. Unos 108 millones de euros al cambio actual, que teniendo en cuenta cómo ha evolucionado el índice de precios inmobiliarios desde entonces, hoy serían más de 200 millones.
Conde se echó atrás por el coste social que hubiera tenido echar a empleados que se estaban jubilando durante esos años.
Pero el plan de despejar Colonia Banesto y dar un pelotazo inmobiliario no ha dejado de rondar los despachos de la Ciudad Banesto desde entonces. En especial tras la llegada de Ana Botín a la presidencia de Banesto, en 2002, cuando ya era una filial de Santander.
Llegada de Botín
Años después de tomar el control de esta filial, Botín ordenó ofrecer otros pisos a los inquilinos de la Colonia. Con ello, se ha pasado de 160 pisos ocupados a 39. Banesto puso sobre la mesa otras viviendas en régimen de alquiler con opción a compra. Los que siguen en estos pisos pagan actualmente unos 150 euros.
Como no todos aceptaron la propuesta, Banesto decidió hacer más incómoda su vida en la Colonia, negándoles como hasta entonces el acceso a las instalaciones deportivas y piscinas. Incluso se les negó sacar dinero de los cajeros internos de Ciudad Banesto.
Banesto ofreció mudarse de barrio a los inquilinos hace diez años, y al recibir algunas negativas decidió cerrar el paso de los vecinos a las instalaciones deportivas
En 2010, Botín dejó Banesto por la presidencia de Santander UK. Dos años más tarde se puso en marcha la fusión de Banesto-Santander. Entonces, la entidad se subrogó a los acuerdos previos de Banesto con estos pisos. Y ahora había vuelto a ocurrir lo mismo con el traspaso de las viviendas a Metrovacesa, hasta que la inmobiliaria ha decidido acelerar el proceso de expulsión de las 39 familias.
Hay tres posibles salidas a este capítulo de la aldea gala: que resistan como hasta ahora; que lleguen a un acuerdo con Metrovacesa y cambien de barrio; o que se judicialice el proceso, la opción que menos interesa a todos. Sobre todo a la inmobiliaria y sus accionistas, por el coste social de luchar contra jubilados sin otro techo.
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