Finalmente, la aventura inmobiliaria en España de Wang Jianlin ha terminado siendo ruinosa. Wanda, el holding del multimillonario chino, poseedor de una de las mayores fortunas del gigante asiático, ha admitido que la venta del Edificio España, cerrada a comienzos de junio (tres años después de su adquisición) generó pérdidas de casi 40 millones de euros que, además, han sido todo un lastre para la filial hotelera del grupo, que era la propietaria del emblemático rascacielos madrileño.
De hecho, Wanda Hotel Development registró números rojos de 572 millones de dólares de Hong Kong (casi 60 millones de euros) en los seis primeros meses del presente año. Al margen de factores como la depreciación de algunos de sus activos y los menores ingresos obtenidos por los alquileres, el principal motivo que la compañía expone en la presentación de sus cuentas para explicar los malos resultados es la venta del Edificio España, para el que Wang tenía unos ambiciosos planes que se vinieron estrepitosamente abajo, especialmente por la oposición del Ayuntamiento de Madrid a la reforma que pretendía realizar en el inmueble.
Y no es de extrañar, toda vez que el resultado de la operación supone dos tercios de las pérdidas totales de la empresa entre enero y junio.
Tras diversos avatares, a comienzos del pasado mes de junio Wanda cerró la venta del Edificio España a Baraka, el grupo del empresario murciano Trinitario Casanova, por la cantidad pactada casi un año antes de 272 millones de euros (aunque el rascacielos terminó en manos de la cadena hotelera Riu, que además de operar el hotel que se construirá en el inmueble, será su propietario).
Tres años antes, Wanda había adquirido el Edificio España a Santander por 265 millones de euros. Sus planes pasaban por una reforma completa del rascacielos para convertirlo en uno más de los lujosos hoteles que Wang Jianlin posee en China. Un proyecto para el que estaba dispuesto a asumir una inversión superior a los 700 millones de euros.
Un proyecto frustrado
Sin embargo, el cambio de manos del bastón de mando en el Ayuntamiento de Madrid comenzó a torcer los planes del magnate chino. La nueva corporación municipal, comandada por Manuela Carmena, no iba a dar tantas facilidades como la que lideró hasta mediados de 2015 Ana Botella. El Consistorio se opuso frontalmente a que la reforma del rascacielos incluyera el derribo de la fachada principal, pese a las reiteradas promesas por parte de Wanda de que la reconstruirían de forma idéntica a la actual.
La mala sintonía con el Ayuntamiento llevó a Wanda a poner a la venta el inmueble a comienzos de 2016. Meses más tarde llegó a un compromiso de compraventa con Baraka por el citado precio de 272 millones de euros.
La mala sintonía con el Ayuntamiento llevó a Wanda a poner a la venta el inmueble a comienzos de 2016. Meses más tarde llegó a un compromiso de compraventa con Baraka
Aunque la cantidad era muy similar a la que pagó en su día el holding chino por el inmueble, Wanda revisó al alza el valor del activo en el tiempo en el que estuvo en su cartera, periodo en el que comenzó a confirmarse una cierta recuperación del sector inmobiliario, lo que explica que las cuentas semestrales de Wanda Hotel Development registren esa pérdida asociada a la venta del rascacielos.
Duplicar el valor
De hecho, los cálculos de Wanda Hotel Development contemplaban que la valoración del Edificio España se duplicaría cuando estuviera listo para ser explotado como hotel. Para ese momento, que el grupo chino proyectaba que sería ya en 2020, el valor el rascacielos se aproximaría a los 600 millones de euros.
La operación de compra del Edificio España formó parte de la incursión en España de Wang Jianlin, completada con la adquisición de un 20% del capital del Club Atlético de Madrid. Además, el dueño de Wanda también mostró interés por el proyecto de transformar los terrenos de la llamada ‘operación Campamento’, el suelo que ocupaban antiguos cuarteles y viviendas militares en el acceso a Madrid por la carretera de Extremadura, en un complejo hotelero y de ocio.
Sin embargo, las grandes expectativas inmobiliarias de Wanda se vinieron abajo. Los terrenos de Campamento siguen en manos del Ministerio de Defensa y su venta está parada. El reverdecer de viejos y gloriosos tiempos de un hotel en la madrileña Plaza de España será una realidad, pero serán otros los que la hagan posible. A Wang no sólo le fallaron los planes; además, se ha llevado de recuerdo un considerable agujero en su negocio hotelero.
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