Una petición de Change.org abierta en los últimos días de junio está corriendo como la pólvora. Se trata de una iniciativa para "que los supermercados donen la comida que les sobra a entidades sociales y ONG". En poco más de 10 días, la petición ha conseguido el apoyo de más de medio millón de firmantes (505.847 este pasado viernes) y el objetivo es llegar a un millón para justo entonces presentar la iniciativa a la Comisión Europea. El creador de la iniciativa es el castellonense Manuel Bruscas y ésta ha sido apoyada por activistas en contra del desperdicio alimentario de Grecia, Francia, Bélgica, Italia, Alemania y Reino Unido. La petición aporta una cifra: cada noche los supermercados tiran 40 kilos de comida de media a la basura.
Esta cifra ha sido obtenida por estudios del británico Tristam Stuart, autor del libro 'The Global Food Scandal' y gurú 'antidesperdicio'. Se obtienen de estudios propios y de los datos que los supermercados británicos Tesco aportaron a finales de 2013. Contrastar estos datos con los supermercados es tarea imposible, pues ninguno en España ni Europa hace pública información sobre cuánta comida tiran al día. Hace escasas semanas, Mercadona, Simply y El Corte Inglés si explicaron públicamente sus estrategias para tirar pocos alimentos.
"En EEUU si donas algo de buena fe no pueden ir contra ti", algo que sí que ocurre en España
"Reclamamos que los supermercados hagan público este dato y no lo hacen", cuenta a Vozpópuli Manuel Bruscas, creador de la iniciativa. El castellonense cree que "no es que la distribución lo haga peor que otros, pero ocurre que, por volumen, es donde más cantidad de comida hay". La propia distribución argumenta que son sólo responsables del 5% del desperdicio, que la gran mayoría del mismo proviene del propio consumidor. Otros argumentos sobre por qué no donan más comida a los bancos de alimentos están relacionados con que ha habido algún caso en el que los propios que han ingerido estos alimentos con fecha de caducidad pasada, han demandado a las cadenas, con lo cual estas se cubren las espaldas y no donan todo lo que podrían. "Esto es cierto, y por ejemplo en EEUU está la ley del buen samaritano, donde si donas algo de buena fe no pueden ir contra ti", comenta Bruscas, "pero también hay un tema de imagen. Los consumidores no queremos por ejemplo frutas con golpes, algo deformadas, aunque tengan la misma calidad. Con ello obligamos a las tiendas a tirar comida que, en realidad, es perfectamente válida".
El caso francés impulsa a la política
Las cadenas de supermercados son más de la opinión de que no es necesario regular, sino que ellas mismas se autorregulan si se les pide, "como ocurrió cuando nos dijeron que redujéramos las bolsas de plástico". La patronal ACES incluso asegura que el desperdicio es mucho menor en España que en países de nuestro entorno. Sin embargo, no hay datos confiables que avalen esta tesis. Lo cierto que es que Francia ya ha legislado para obligar a los supermercados a donar su comida sobrante a bancos de alimentos o a fábricas para alimentación animal. En España, una legislación así está en el aire toda vez que el PSOE ya lo ha comentado en el Congreso. Su portavoz es Alejandro Alonso, diputado por Toledo: "Creo que no vale con fórmulas de buena voluntad, hay que dar un paso adelante con legislación que obligue a evitar el desperdicio de alimentos. Para los supermercados no es fácil, hay desperdicio porque fallan sus previsiones, cuando se agota un producto no pasa nada, pero cuando falla, porque la competencia ha sido más agresiva, porque el calor o el frío cambian los hábitos de consumo... se producen fallos de aprovisionamiento".
"Cuando un alimento vence su fecha de consumo, a veces queda un vacío sobre qué hacer con él", dice el socialista Alejandro Alonso
Alonso asegura que a las patronales de supermercados (ACES, AECOC y ASEDAS) estas medidas no les hacen gracia y, además, reconoce que "el Estado tendría que poner dinero porque no toda la responsabilidad puede caerle a los distribuidores. Donde realmente habría que investigar es en los grandes centros logísticos, allí es donde se puede hacer un trabajo eficaz". El político socialista reconoce que hay un problema de legislación: "Cuando un alimento vence su fecha de consumo, a veces queda en vacío lo que hacer con él. La Asamblea francesa ha sido la primera en incorporar legislación a este tema". El PSOE también hizo una propuesta no de ley en la Cámara Baja, aún a sabiendas de que para esta legislatura es imposible, pero con el objetivo de que sea un tema que se trate en la siguiente.
"Si regalan, no venden"
Otro punto delicado es que los supermercados están interesados en mantener bajo llave los datos de lo que donan. Para que muchos consumidores en problemas no piensen que pueden esperar a que les donen la comida en lugar de comprarla. Los supermercados suelen pedir discreción, "muchos dan comida o alimentos, pero no quieren que se desglose cuánta es", asegura Bruscas. "Aunque no suele ser plato de buen gusto para una familia tener que recurrir a un banco de alimentos, lo cierto es que la distribución se cuida mucho de publicitar en demasía sus donativos, ya que la comida está para venderla, no para regalarla", asegura.
Pero en cualquier caso, recuerda el activista, hace falta también un importante cambio en la mentalidad del consumidor. Por el momento parece que la hay, ya que "dos terceras partes de las firmas para legislar en este sentido están viniendo de España". En un país donde, por primera vez en décadas, se ha vuelto a pasar hambre (si bien en casos muy concretos y aislados), el consumidor necesita lobbies más potentes que conciencien más. La mayoría del desperdicio, hoy en día, sigue produciéndose en los hogares.
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