Enagás es una empresa estratégica. La compañía cumple su rol como principal transportista de gas natural y gestor del sistema gasista español. No es de extrañar que su máximo accionista sea el Estado. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) ostenta desde 2007 el 5% de la energética. Un liderazgo en el accionariado que ocupa con el permiso de Amancio Ortega. El fundador de Inditex y segunda persona más rica de Europa controla otro 5% de Enagás desde diciembre de 2019. Junto a ellos, este miércoles, se ha sentado una nueva institución.
El fondo Mubadala, fondo soberano de Abu Dabi, anunciaba en la CNMV el 3,1% del capital de Enagás, una inversión que tiene un valor de mercado de 160 millones de euros. Un sector y un país que conoce a la perfección. Este brazo inversor de la familia real es el principal inversor de la petrolera Cepsa con un 61,5% del paquete accionarial de la petrolera española.
Al frente de Mubadala está el jeque Mansour bin Zayed, hijo del emir Zayed bin Sultan Al Nahyad, primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). El jeque Mansour se convirtió en una figura mediática en Europa cuando en 2008 compró el Manchester City. Un equipo que ha revolucionado tirando de los 20.000 millones de euros que tiene como fortuna. Además, en las últimas semanas, el máximo directivo de Mubadala ha sido uno de los nombres que han salido como responsables de acoger al Rey Émerito Juan Carlos de Borbón en su estancia en Emiratos Árabes.
Consejo político
Esta relación le vendrá bien para su aterrizaje en Enagás. No hay que olvidar que 11 de los 16 miembros del consejo de administración de esta empresa del Ibex 35 han tenido contacto directo con las formaciones políticas. Un claro ejemplo de ello son los recién llegado José Montilla, expresidente del Generalitat de Cataluña, José Blanco, ministro de Fomento entre 2009 y 2011, en la última etapa de la presidencia de Zapatero, y Cristóbal Gallego, experto designado por Podemos para el informe de la Comisión de Expertos sobre transición energética encargado en 2017.
Este consejo también da cobijo a antiguos representantes del Partido Popular, como es el caso de Isabel Tocino. La exministra de Medio Ambiente entre 1996 y 2000, durante la presidencia de José María Aznar, aterrizó en el consejo de Enagás en 2014 y en el último año cobró 175.000 euros por este cargo. Una cifra muy por debajo de los 1,8 millones que cobra el presidente Llardén y los 937.000 euros que ingresó en 2019 el consejero delegado, Marcelino Oreja. El CEO de Enagás es hijo del exministro Marcelino Oreja Aguirre y primo de Jaime Mayor Oreja, además de representante entre 2002 y 2004 del PP en el Parlamento Europeo.
Los fondos, al acecho
El movimiento de Mubadala en Enagás le convierte en el tercer máximo accionista de la compañía. Pese a que Bank of America y BlackRock cuenten con una participación de 3,61% y 3,383, respectivamente. Ambos fondos cuentan con una posición indirecta de su accionariado a través de productos financieros. En el caso de Bank of America afloró en el capital de Enagás en 2015 y BlackRock en 2017.
Por debajo aparecen una participación de Credit Agricole y State Street, ambos registran una posición indirecta del 3% del capital de Enagás. Ahora, con la llegada de Abu Dabi, los inversores instruccionales controlan ahora el 25% del capital de la compañía.
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