Endesa cerró el primer trimestre de 2019 con un beneficio de 363 millones de euros, un 2% por debajo de la cifra obtenida en el mismo periodo del año anterior, en un contexto complicado en el que ha tenido que afrontar descensos en los parámetros de generación y ventas y un incremento significativo de los precios de derechos de emisión de CO2. Las buenas noticias llegaron del resultado bruto de explotación (Ebitda), que se incrementó un 5%, hasta 928 millones de euros, por la buena evolución del negocio liberalizado.
Entre enero y marzo, Endesa redujo un 8% su producción en el entorno de una menor demanda de energía en España. En concreto, la compañía tan sólo incrementó las cifras en el apartado de generación nuclear (+7%) mientras que redujo significativamente las variables en hidráulica (-28%) y térmica (-19%).
En el capítulo de ventas, las de electricidad se redujeron un 5%, aunque la cifra de clientes se mantuvo estable, en torno a los 10.73 millones, con un ligero incremento en el negocio liberalizado y leves descensos en el ámbito del regulado.
La deuda financiera neta de Endesa se incrementó un 20%, hasta 6.897 millones de euros, principalmente por el pago de 741 millones de euros de dividendos. Aun así, el apalancamiento (la relación entre la deuda y el Ebitda) sigue situado por debajo de dos veces y el coste se redujo una décima, hasta el 1,8%.
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