España mantiene su estrategia de no pagar los arbitrajes perdidos con las empresas afectadas por la retirada retroactiva de las primas renovables en 2013. El último capítulo es con Eurus Energy, filial energética de la japonesa Toyota.
En noviembre de 2022, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) publicó la sentencia del caso Eurus Energy. El proceso se inició en 2016, cuando la compañía nipona se acogió al Tratado de la Carta de la Energía y llevó a España ante el tribunal de arbitraje del Banco Mundial, reclamando una indemnización de 173 millones de euros.
Eurus Energy que, por el incentivo de las primas renovables que puso en marcha el Gobierno que dirigía José Luis Rodríguez Zapatero, puso en marcha un total de 21 instalaciones de energía limpia en España. Pero, la posterior retirada de estos incentivos por el Ejecutivo de Mariano Rajoy, provocó un castigo a la compañía.
El laudo condenó a España al pago de una indemnización valorada en 106 millones de euros. A esta cifra hay que sumarle los intereses de demora acumulados desde la publicación del laudo, que el pasado mes de abril ascendían a 2,9 millones de euros. Además, el proceso se saldó con una condena en costas que obliga a España a pagar otros 4,1 millones de euros (4,4 millones de dólares) a la empresa japonesa. Por lo tanto, habida cuenta de la acumulación de más intereses de demora, las obligaciones del caso se sitúan ya en el entorno de los 115 millones de euros.
Este mismo mes de noviembre, nuestro país ha formalizado el proceso mediante el que pretende anular el laudo del caso Eurus. De esta forma, se pone en marcha la enésima estrategia legal con la que el gobierno de España pretende desgastar a los acreedores a base de seguir dilatando los plazos y continuar aumentando los desembolsos legales asociados a este tipo de litigios.
El comité que resolverá la petición de anulación está presidido por el jurista belga Bernard Hanotiau. Completan el tribunal la experta franco-panameña Katherine González Arrocha y la neozelandesa Penelope Ridings.
España tiene una deuda de 1.200 millones
Las empresas afectadas por la retirada retroactiva de las primas renovables acumulan una deuda de 1.200 millones, cifra a la que hay que sumar un sobrecoste de 250 millones derivado de los intereses de demora, las condenas en costas y la contratación de abogados y consultores.
Las compañías golpeadas por esta situación de inseguridad jurídica han puesto en marcha distintos procedimientos orientados a forzar el cumplimiento efectivo de las sentencias. En este sentido, la justicia británica y australiana ha reconocido a España como país incumplidor, abriendo la puerta al embargo de bienes y activos soberanos del Reino en el extranjero. Asimismo, se han intervenido cuatro títulos de deuda pública española que han sido declarados en situación de default técnico, con el efecto que esto tiene en términos de encarecimiento de la financiación del Tesoro.
Esta situación de inseguridad jurídica coloca a España a la altura de Venezuela, Rusia o Argentina y supone un lastre para la captación de inversión extranjera, que se ha desplomado un 75% en el segundo trimestre de 2023, coincidiendo con la declaración de default técnico y el anuncio de los primeros embargos cautelares de bienes españoles en Reino Unido.
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