La factura de la luz se ha convertido en una psicosis para las familias desde abril. Una pesadilla marcada por dos factores: el precio récord del gas y el precio récord de los derechos de emisiones que repercuten de forma indirecta en el coste de producción de la energía. El escenario excepcional ha provocado que, en plena recuperación de la crisis del coronavirus, caiga con fuerza sobre los consumidores el coste de la transición energética.
“El mercado eléctrico no para de romper récord”, explica Simona Sacripante, fundadora de Easyner. “Tiemblan los consumidores, cuyos recibos se han visto inflados por la reciente reforma del sistema tarifario y preocupa la escalada imparable del pool tanto al sector doméstico como al industrial”, añade la experta. “El fuerte aumento de los precios del gas, junto a la elevada cotización del CO2, ha triplicado los costes de generación de los ciclos combinados de gas en Europa y, por tanto, también los precios de electricidad”, comentan los expertos del Grupo Ase.
Los hogares deben costear el desconocido mercado de emisiones que arrancó la Unión Europea hace 16 años y que se ha disparado con la crisis sanitaria. Este es el mercado de emisiones de la Unión Europea, un mercado donde los miembros de la Unión Europea y sus empresas negocian los derechos de emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Estos derechos son demandados por los dueños de industrias que necesitan contaminar (centrales térmicas, cogeneración o refinerías). Centrales con gran protagonismo en la factura de la luz, como los famosos ciclos combinados de gas que están marcando el precio en España estos meses. Unos puntos de producción que, si tienen que pagar muy alto esta ‘multa’ por emitir CO2, la energía que producen se dispara.
“En 2021, la Unión Europea, para cumplir con los compromisos en temas de reducción de emisiones, ha reducido la cuota de derechos gratuitos a las empresas, lo que ha inflado el precio de la tonelada de CO2 y propiciado comportamientos especulativos en el mercado”, explica Simona Sacripante. El precio de estos derechos cerraba julio en 53,2 euros por tonelada de CO2. Un nivel que es un 72% más caro de lo que cerraba en 2020, un 93% mayor que en el mismo mes del año anterior y que ha multiplicado por diez el precio que tenía hace cinco años.
Y, lejos de frenar los ambiciosos planes ‘verdes’, Europa ha aumentado recientemente su ambición para recortar las emisiones. Como recuerdan los expertos de Advanced Energy Consulting (AEC), “la Comisión ha presentado un nuevo plan que incluye, entre otros aspectos, un aumento significativo de los objetivos de reducción de emisiones para 2030, concretamente un recorte del 55% respecto a los niveles de 1990”, comentan. A España le supone tener que tomar medidas para conseguir una reducción del 26% de las emisiones respecto a los valores de 2005.
Problemas estructurales
Los objetivos europeos para reducir las emisiones coinciden con un sistema que todavía no está preparado para suministrar energía a la factura de las familias sólo con energía verde. Y a corto plazo tampoco cambiará. Según los analistas de Grupo ASE, el precio de electricidad se está consolidando en unos niveles sin precedentes y existen señales de que parte de esta subida podría tener un carácter estructural a medio y largo plazo
En julio, las energías renovables han cubierto el 48% de la generación de electricidad. Y el gas sigue siendo una pieza clave para tapar este hueco y es la energía que está marcando el precio en estos meses de récord. “Los problemas de abastecimiento de gas se han traducido en valores cerca de los 40 euros en todos los mercados europeos. Hace un año, el gas cotizaba alrededor de los seis euros”, recuerda Simona Sacripante.
Los problemas de abastecimiento de gas se han traducido en valores cerca de los 40 euros en todos los mercados europeos. Hace un año, el gas cotizaba alrededor de los seis eurosSimona Sacripante
Este encarecimiento del gas se debe al desequilibrio entre su oferta y su demanda. Como matizan desde el Grupo ASE, tradicionalmente, el gas natural licuado (GNL) flexibiliza el suministro del mercado europeo. Sin embargo, el rápido crecimiento de la demanda asiática de gas en 2021, encabezada por los dos mayores importadores del mundo, China (+17%) y Japón (+9%), está alejando de Europa los cargamentos de GNL procedentes de EEUU y Qatar.
Para atraer esas cargas, los centros europeos, como el TTF holandés, deben elevar sus precios. Por otra parte, también ha crecido la demanda de gas en Europa por un invierno largo y frío y por la recuperación de la actividad después del coronavirus Como consecuencia, los inventarios de almacenamiento europeos se encuentran en su nivel más bajo (49%) de los últimos siete años.
Mirando a Noruega y Rusia
“La situación se podría paliar con un aumento del suministro por tubería desde Noruega y Rusia. Pero las interrupciones por los trabajos de mantenimiento junto a la postura de Rusia, que ha renunciado a aumentar las inyecciones como medida de presión, para que EEUU desbloquee el gaseoducto Nordstream2, están estrangulando la llegada del gas a Europa”, señalan los expertos energéticos de ASE.
Este cuello de botella ha subido los precios de los mercados de gas diarios un 400% y los ha llevado a máximos históricos. Además, a corto plazo, incrementa el temor a que Europa no logre alcanzar los niveles de almacenamiento necesarios para garantizar el suministro óptimo en caso de que el próximo invierno sea frío, cuando la factura es habitualmente más cara.
España está en el podio de la factura
El impacto que crea la multa de las emisiones y la necesidad de recurrir a una gas caro impacta con más fuerza en las familias españolas que en muchos de sus vecinos europeos. "Esto se debe, principalmente, a las diferencias en el mix energético", matiza la fundadora de Easyner "Cuando no entran en el 'mix' fuentes como la eólica se recurren a las tecnologías de respaldo (sobre todo el gas) y, al estar caro el gas, se dispara el precio de la luz. Los países del norte Europa, por su parte, tienen un mejor mix energético y menos dependencia del gas”, matiza.
Las estimaciones de los expertos apuntan a que, de media, la factura mensual de los hogares españoles ha aumentado en 20 euros con este escenario. Aquellos hogares que estén acogidos al Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), la tarifa eléctrica del mercado regulado, han pagado 80 euros más en los últimos cuatro meses frente al mismo período del año anterior y sufren un aumento cercano a los 40 euros en comparación con el primer trimestre de 2021. Se trata de una estimación del precio actual de la transición energética en el gasto eléctrico de las familias.
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