Lejos queda aquel año 2003 en el que se iniciaron las obras de la línea de alta velocidad que unirían Madrid con Asturias. Las primeras previsiones situaban la fecha del primer viaje en 2009. En el último trimestre de 2017, el trazado no sólo no está finalizado sino que aún se está estudiando cómo salvar su principal dificultad orográfica, el Puerto de Pajares. El Ministerio de Fomento ha puesto en marcha un nuevo intento para acometer el aislamiento de la denominada galería de Folledo con el fin de evitar que las continuas filtraciones sigan arruinando el proyecto.
En realidad, se trata de una de las licitaciones que más vueltas ha dado por los pasillos del departamento que ahora dirige Íñigo de la Serna. Sus comienzos datan de finales de 2013, cuando al frente de Fomento se encontraba la actual presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor.
Por entonces, salió a concurso el proyecto de construcción para el revestimiento de uno de los puntos clave del trazado, por donde discurren los túneles que permiten salvar el paso montañoso, la llamada variante de Pajares.
Debido a diversos motivos, el proceso de licitación se eternizó, las fechas de apertura de sobres con las propuestas sufrieron múltiples retrasos hasta que, a mediados del pasado año, con el Gobierno en funciones, el Ministerio de Fomento decidió desistir del contrato, al considerar que era necesario un nuevo proyecto que recogiera una serie de necesidades no previstas en el original.
Vuelta al punto de partida
Tras más de un año de espera, el Gobierno ha decidido volver a licitar el contrato, con condiciones muy similares a las del que puso en marcha a finales de 2013. Como complemento, Fomento también ha llevado a cabo una licitación para la consultoría y asistencia técnica de la obra. En total, algo más de 12 millones de euros destinados a impedir que el AVE a Asturias acabe formando parte de los proyectos interminables o incluso de los fenómenos paranormales.
Nunca mejor dicho, en este asunto llueve sobre mojado. La existencia de múltiples acuíferos en la zona se ha convertido en un enemigo imbatible para los sucesivos intentos de acometer el final del trazado de alta velocidad que conectará Madrid con Oviedo. Pese a los numerosos trabajos llevados a cabo en la zona, que han provocado numerosas respuestas contrarias por los vecinos de las comarcas afectadas, no han servido para paliar un problema para el que no se encuentra solución.
Pero lo peor es la inversión que se ha llevado a cabo en el proyecto sin poder recoger sus frutos, que se calcula en aproximadamente 3.500 millones de euros. Y el tiempo perdido, hasta el punto de que un buen número de trazados han adelantado a éste y se abrirán al tráfico en fecha más próxima.
Tradicionalmente, se ha achacado el problema de la variante de Pajares en el tramo de alta velocidad a la celeridad con la que se adjudicaron los sucesivos proyectos, aún durante el último mandato de José María Aznar. Posteriormente, la llegada de la crisis y la necesidad de los recortes en obra pública terminaron por dibujar un laberinto de difícil solución.
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