España acabó 2017 a la cola de la Unión Europea en vacantes de empleo. Según Eurostat, el país acabó con la segunda menor tasa de Europa, solo por encima de la de Grecia. El dato, en cualquier caso, admite distintas interpretaciones partiendo de su definición.
“La tasa de empleos vacantes puede reflejar un déficit de trabajadores así como también desencuentros entre las habilidades y la disponibilidad de aquellos que están desempleados y lo que buscan los empleadores”, advierte la propia agencia estadística europea, que asimismo define a la vacante como “un puesto que acaba de crearse, desocuparse o a punto de quedar sin dueño”.
La proporción de vacantes respecto al total de empleos en España permaneció estancada en el 0,7%, solo por encima de Grecia (0,1%) y cerca de otros países que han ‘sufrido’ la crisis como Bulgaria, Portugal, Italia (0,8%), Irlanda y Chipre (1%). Lejos se han situado países como República Checa (4,4%), Bélgica (3,4%), Alemania (2,8%) o Reino Unido (2,6%), e incluso la media europea, que pasó del 1,9% al 2,1% en 2017.
“Que la tasa se mantenga constante en España es positivo ya que apunta a que a tasas de paro que todavía son elevadas (16,5%, la más baja desde el inicio de la crisis, pero todavía a la cola del ranking europeo, solo menor precisamente que la de Grecia), la economía española está siendo capaz de llenar las vacantes que se van generando”, afirma Miguel Cardoso, Economista Jefe de BBVA Research. “Que se incrementara, por ejemplo, podría señalizar que las empresas no encuentran personas con la capacidad necesaria para ser contratadas. Esto puede ser lo que está comenzando a suceder en algunas economías de la UEM, como por ejemplo Alemania, donde la tasa de paro está en niveles muy reducidos y donde las empresas probablemente están teniendo que gastar más recursos para encontrar trabajadores con cierta cualificación”.
La otra cara de la moneda
Precisamente en la ‘facilidad’ de las empresas para conseguir trabajadores reside quizá la otra cara de la moneda en opinión del economista y profesor del IESE, José Ramón Pin Arboledas, que pone en ‘juicio’, al igual que los sindicatos, la calidad del empleo que se está generando.
“Los datos de Eurostat de tasa de empleos sin ocupar corresponden a la lógica del porcentaje de desempleo. Cuando España está a la cabeza del paro, los desempleados están dispuestos a ocupar las vacantes que hay en cualquier condición”, asegura Pin, lo que permitiría explicar, por ejemplo, que casi la mitad de los titulados en másteres cobren menos de 1.200 euros y/o ocupen trabajos temporales como alertaba en febrero el Observatorio de Empleo y Empleabilidad.
Según subraya Pin Arboledas, las vacantes no cubiertas se producen por dos razones: porque no son apetecibles o porque no hay trabajadores en paro con las competencias requeridas.
“En el caso de España, el (bajo) porcentaje de vacantes no ocupadas corresponde principalmente a empleos que no son apetecibles, mientras que en el caso de República Checa (en el otro extremo del ranking) una parte importante de las vacantes corresponde a la falta de trabajadores preparados”, señala Pin, citando el sector servicios, el único que ha crecido en España durante la crisis, como el menos “apetecible” para los trabajadores.
Bajar el paro por debajo del 15%
La cifra de vacantes en España, en cualquier caso, es baja, y eso quizá esté unido a una coyuntura ‘perjudicial’ para los salarios. Aún así, Cardoso ve prioritario seguir reduciendo el paro por lo que considera que nuestro país está yendo de menos a más.
“Con la elevada tasa de paro que tiene España, es posible que a futuro se mantenga esta situación (de baja tasa de vacantes). Si no es el caso, aumentaría la probabilidad de observar incrementos salariales, ya que las empresas podrían comenzar a competir por el personal cualificado. Que sucediera esto a tasas de paro alrededor del 15% sería negativo, ya que aumentaría la desigualdad entre quienes tienen un puesto de trabajo y los que no, generando una recuperación menos inclusiva”, incide el economista del BBVA.
“Adicionalmente, pondría de manifiesto que el paso por el desempleo podría ser más prolongado para un porcentaje elevado de personas, que incluso en ese entorno de recuperación, tienen una formación que no está siendo demandada. Para evitar esto, se hace necesario elevar los recursos que se destinan a la formación de personas en paro, incrementando su eficiencia”.
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