Es sabido que el verano es una temporada de creación de empleo entre los jóvenes. Así suele serlo, excepto este año. Por primera vez desde 2012 se registró una tasa negativa en el tercer trimestre, con la pérdida de 26.600 ocupados menores de 30 años respecto al trimestre anterior, al pasar de los 2,97 millones de personas registradas por la Encuesta de Población Activa (EPA) en el segundo trimestre a sólo 2,94 millones en el tercero.
La encuesta del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra cómo en otros veranos antes de la pandemia, entre 2012 y 2019, el empleo siempre creció entre los jóvenes, con crecimientos que oscilaban entre los 63.000 y los 150.000 puestos de trabajo. De hecho, desde 2002 sólo ha habido cuatro terceros trimestres negativos: en 2008, en 2009, en 2012 y este año.
La EPA del tercer trimestre no sólo retrata una pérdida de empleos, sino también un incremento del paro entre los jóvenes de entre 16 y 29 años. En concreto, el número de parados con esta edad se elevó en 129.000 personas. Es el segundo mayor aumento en un tercer trimestre y en este colectivo en dos décadas, después del fuerte incremento que experimentó en 2020, el peor año de la pandemia.
El motivo de que el aumento del paro entre los menores de 30 años sea mayor que el número de empleos destruidos en este colectivo es que en este tercer trimestre aumentó la población activa de entre 16 y 29 años en 102.600 personas. Es decir, que además de que 27.000 jóvenes perdieron su trabajo, otros 102.000 manifestaron su disposición de trabajar y no encontraron trabajo.
Fuentes expertas explican a este periódico que el fenómeno ocurrido este trimestre con el empleo juvenil puede achacarse a la mejora salarial (con la subida del Salario Mínimo Interprofesional) y de condiciones laborales (con la eliminación del contrato por obra y servicio en la reforma laboral). Al tener que pagar más y contratar durante más tiempo al empleado, las empresas (y/o el sector público) podrían estar optando por perfiles de mayor edad, asociados a una mayor experiencia y formación.
Esto se confirma cuando se analizan la ocupación por grupos de edad, con los mayores incrementos en el empleo en los mayores de 55 años. Por ejemplo, se registraron 40.000 nuevos empleados con entre 55 y 59 años y otros 34.500 de entre 60 y 64 años. Esto hizo que el número total de ocupados creciera en el tercer trimestre del año en 77.700 personas, que aunque no es un dato especialmente positivo si se compara con otros años, al menos no fue negativo como en el caso de los jóvenes.
La búsqueda de empleados cualificados por parte de las empresas también se confirma a través de la EPA. Aquellos con titulación superior son los que han encontrado empleo en el tercer trimestre, con un crecimiento de 150.000 ocupados respecto al trimestre anterior. Sin embargo, otras 93.000 personas que sólo tenían la educación obligatoria han perdido su puesto de trabajo.
Contratos de mayor duración
En definitiva, la creación de empleo se está ralentizando y algunos colectivos se llevan la peor parte, estos son los jóvenes y los poco cualificados o sin experiencia, que están perdiendo peso relativo en el mercado laboral. Y esto en un contexto en el que se contrata con unas mejores condiciones: los ocupados que trabajan a tiempo parcial han caído un 7% y los que lo tienen un contrato temporal también han disminuido un 9%.
Esto se debería reflejar en el número total de horas efectivas semanales trabajadas por todos los ocupados, que ascendieron en el tercer trimestre a 593 millones repartidas entre los 20,55 millones de ocupados, con una media de 28,9 horas semanales trabajadas por persona. El total de horas trabajadas en el tercer trimestre fue un 0,8% superior al del tercer trimestre de 2019 (588 millones), con una subida más moderada que el número de ocupados (3,4%).
Sin embargo, Florentino Felgueroso, investigador de Fedea especializado en empleo, explica que "el número total de horas no tiene por qué ajustarse al número de ocupados por una sencilla razón: un número significativo de ocupados no informa sobre el número de horas y el INE no lo corrige". Por otra parte, el experto apunta que "hay que ver si la cifra incluye las horas de los pluriempleados, que suman horas pero no empleados".
Por su parte, Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y expresidente del INE asegura que el comportamiento de las horas trabajadas en términos desestacionalizados ha tenido un mejor comportamiento en el tercer trimestre que el número de ocupados, con un incremento del empleo a tiempo completo (273.900) y una reducción del parcial (-196.200).
Además, Izquierdo recuerda que "la EPA tiene un componente social, el número de ocupados, y otro económico, el número de horas trabajadas, y el comportamiento del segundo ha resultado ser mejor que el primero en el tercer trimestre". Por esta razón, Izquierdo anticipa que el avance de Contabilidad Nacional que se conocerá este viernes podría ser mejor de lo esperado.
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