El frenazo económico que ha experimentado España en 2019 se agudizará en 2020 ante la ausencia de un cambio de políticas estructurales en el país que eviten la ralentización y el entorno internacional incierto.
A las cuatro-cinco décimas menos de crecimiento de este año (crecimos un 2,4% en 2018 y todo apunta a que 2019 cerrará con un avance del 2%) se sumará un recorte de otras tres o cuatro en 2020. El Banco de España prevé un crecimiento del 1,7% para este año nuevo, aunque otras instituciones son aún un poco más pesimistas.
El Consejo General de Economistas sitúa el crecimiento en el 1,6%, mientras que el panel de analistas de Funcas apuesta por un avance del 1,5%.
"Se prevé que el crecimiento del PIB continúe mostrando, como viene ocurriendo desde mediados de 2017, una senda de desaceleración gradual", prevé el supervisor, que cree que la ralentización continuará aún en 2021 (1,6%) y 2022 (1,5%).
Los factores que motivarán esta desaceleración serán la pérdida de tracción de la demanda interna por el menor consumo de los hogares -que ya empiezan a mostrarse cautelosos en sus decisiones de gasto-, la menor inversión empresarial y también el debilitamiento de la demanda externa -por la desaceleración en Rusia y EEUU y la caída del comercio global-.
La reducción de la inversión de las empresas, motivada por la incertidumbre y la caída de beneficios, será paralela también a una menor creación de empleo
"La demanda interna apenas aportará un 1,2% de crecimiento en 2020, menos de la mitad que durante la fase de recuperación 2014‐2018. Todos los agregados de la demanda crecerán a un ritmo moderado, tanto el consumo privado (por la pérdida de vigor de la renta disponible de los hogares), como el consumo público (limitado por la situación presupuestaria) y la inversión (afectada por las incertidumbres y el contexto global)", explica Funcas.
Baja el ritmo de creación de empleo
Añaden que "el débil comportamiento de la demanda interna frenará las importaciones, a la vez que incentivará la búsqueda de mercados en el exterior. El resultado es que el sector exterior aportará tres décimas de actividad".
La reducción de la inversión de las empresas, motivada por la incertidumbre y la caída de beneficios, será paralela también a una menor creación de empleo.
La tasa de paro seguirá bajando gracias al aumento de la ocupación, aunque a ritmo menor que en años anteriores. "Esta ralentización en la senda de descenso del desempleo reflejaría tanto el menor ritmo de creación de puestos de trabajo como un modesto repunte del ritmo de avance de la población activa", señala el Banco de España.
"La disminución esperada de la tasa de paro es ahora algo menos pronunciada, como consecuencia de que el comportamiento reciente de la población activa ha sido algo más dinámico", reconoce el supervisor.
Los economistas advierten que la tasa de desempleo seguirá bajando con un crecimiento del PIB inferior al 2% por primera vez en la historia gracias a la reforma laboral del PP de 2012, por lo que existe preocupación del efecto que podría tener en el mercado laboral la derogación completa de la misma que han acordado el PSOE y Unidas Podemos en su programa de gobierno de coalición.
El efecto de derogar la reforma laboral
Funcas reconoce que "en anteriores fases de desaceleración, el empleo caía cada vez que el crecimiento se situaba por debajo del 2%. Sin embargo, ese umbral podría haberse reducido significativamente como consecuencia de los cambios estructurales que se han producido en el mercado laboral (importancia creciente del trabajo a tiempo parcial y otras formas “atípicas” de empleo, mayor recurso a ajustes internos en la empresa, limitando los recortes de plantilla)".
Sus economistas creen que el empleo podría crecer tanto en 2020 como en 2021 gracias a eso, aunque menos que la economía, lo cual permitiría un repunte de la productividad –un fenómeno especialmente pronunciado durante las fases de desaceleración en España-.
Calculan que en 2020 y 2021 se crearán un total de 500.000 puestos de trabajo netos, aunque no tienen en cuenta en esa previsión la posible derogación de la reforma laboral.
Según el programa de Gobierno de PSOE y Podemos, su propósito es llevar a cabo un fuerte aumento del gasto social (pensiones blindadas con el IPC, aumento del gasto en dependencia, aumento de las bajas por paternidad, etc.) que se financiará con un incremento de ciertos impuestos (como el IRPF a las rentas altas, que sólo afectará a un 0,66% de los contribuyentes, según los Técnicos del Ministerio de Hacienda; el establecimiento de un tipo mínimo del 15% en el Impuesto de Sociedades -que será del 18% para los bancos-; y la creación de dos nuevas figuras tributarias: la 'tasa Google' y la 'tasa Tobin').
La recaudación tributaria no parece suficiente, según los expertos, para financiar el gasto, lo que comprometerá la capacidad del Reino de España de reducir el déficit público y conseguir que baje del -2,5% del PIB, después de un año en el que no se ha reducido nada pese al buen comportamiento del ciclo.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación