El mercado laboral está dando alegrías. El empleo crece y bate un nuevo récord prácticamente cada trimestre. Sin embargo, los principales retos siguen sin resolverse. Las mejoras no han sido suficientes como para que España deje de liderar la Unión Europea en paro, temporalidad o sobrecualificación de sus trabajadores.
Este viernes el Instituto Nacional de Estadística (INE) comunicó los datos de empleo y paro del segundo trimestre, cuando se crearon casi medio millón de puestos de trabajo pero el paro bajó la mitad. De hecho, respecto al año pasado, la tasa de desempleo sólo bajó cuatro décimas y continuó por encima del 11%.
El elevado paro es un peso con el que España lleva décadas cargando. En los peores momentos de la crisis financiera alcanzó el 27%. Pero para poner en contexto el dato hay que mirar al resto de economías europeas. Y en esa imagen nuestro país no sale bien parado. La media del conjunto de la UE se sitúa en el 6%.
Grecia, que ocupó la primera posición entre 2012 y 2020, ha logrado reducir su tasa de paro a mayor ritmo, devolviendo a España la losa que cargó durante años. El Gobierno se marcó el objetivo de rebajarlo al 8% en esta legislatura, lo que considera "Pleno Empleo", una cifra que España no alcanza desde los años previos a la crisis financiera.
En sus últimas previsiones, el Ejecutivo proyecta un paro del 8,9% en 2027, retrasando la consecución del objetivo un año más, al siguiente gobierno. Desde la Comisión Europea creen que España se enrocará como país con más paro de la Unión Europea al menos dos años más y, de hecho, será el único que registre una tasa de doble en 2025.
La temporalidad y la reforma laboral
Otro 'viejo' lastre de la economía española es la temporalidad en el empleo. Un mal que se procuró atajar con la reforma laboral impulsada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Ha bajado en más de 10 puntos, pero queda camino por recorrer: España sigue siendo el tercer país con mayor tasa de temporalidad.
En concreto, la temporalidad en España fue del 13,7% en el primer trimestre, según los últimos datos disponibles y comparables por países en Eurostat; más de tres puntos por encima de la media europea. Sólo está por detrás de Países Bajos, donde la temporalidad alcanza el 19,3%, y de Portugal, con una tasa del 14,1%.
Además, como han destacado la mayor parte de los organismos económicos tras la reforma laboral, la reducción de la temporalidad no implica, necesariamente, reducción de la precariedad. Pueden sustituirse contratos temporales por indefinidos sin que aumente la estabilidad en el empleo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió de este asunto en abril, en uno de sus informes sobre España. "Se necesitan políticas adicionales para alcanzar una mayor estabilidad del empleo", dijo. Los servicios de estudios nacionales han reclamado al Gobierno más datos sobre las transiciones de los fijos discontinuos para poder analizarlo.
Trabajadores sobrecualificados
Por último, otro problema laboral que debe atajarse en España es la sobrecualificación de los trabajadores. Según los datos difundidos también por la oficina estadística europea, España es el Estado miembro con mayor porcentaje de ciudadanos nacionales con estudios terciarios (de formación profesional superior o universitarios) que trabajan en puestos que requerirían titulaciones de menor nivel.
En 2023 la tasa fue del 34,4%: es decir, uno de cada tres trabajadores españoles se encontraba en esta situación. Tras España, se situaron Grecia (31,1%) y Chipre (27,5%), mientras que la media en el conjunto de la UE se ubicó en el 20,8%. Otras economías comparables, como Francia (20,5%), Italia (20%), o Alemania (17,5%).
"España destaca por tener la mayor tasa de sobrecualificación de los ocupados con titulación superior desde mediados de la década de los 90 del siglo pasado. Este problema es más grave, si cabe, en un país en el que los niveles educativos de sus trabajadores se sitúan por debajo de la media de la UE", advirtió Fedea hace unos meses.
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