La inversión total en I+D+I de España deberá crecer al ritmo de un "4% anual hasta 2021" para que el sector recupere el nivel anterior a 2010 y salga de la 'cola europea', según estima el profesor de Entorno económico de la EAE Business School, Rafael Fraile, a partir de las previsiones de crecimiento del PIB del FMI. "Actualmente ocupamos el puesto 16 en la UE en gasto en I+D por habitante cuando por el tamaño de nuestra economía deberíamos estar en el cuarto o quinto puesto, hay mucho margen de mejora".
El profesor acaba de publicar un informe en el que desgrana la tendencia a la baja del gasto en Innovación y Desarrollo en España: entre el año 2009 y el 2016, la inversión pública cayó un 12,6% (la de las empresas más de un 5%), mientras la media de la UE subió un 17,5%.
"El proyecto presupuestario de este año recoge una subida del 5%, pero no hay que perder de vista que unos presupuestos todavía no aprobados en la fecha en la que estamos difícilmente se ejecuten al completo. El año pasado además el gasto se mantuvo estancado tras varios años a la baja. Lo ideal es mantener un crecimiento sostenido ya que muchos proyectos van más allá de un año", dice Fraile.
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Según su pesquisa, el grueso del recorte público tuvo lugar entre 2010 y 2012, con una caída del 13%, de forma que el gasto por habitante cayó a los 286 en 2012 y no supera los 285 en 2016, mientras en la UE, en el mismo período, subió de 529 a 590. Paralelamente, el número de patentes creció un 8,95%, lo que demuestra un mejora de la eficiencia del gasto. "El menor gasto tendió a focalizarse en los sectores en los que España tenía ya más 'conocimiento' y experiencia en I+D, como el sector farmacéutico, la construcción de vehículos y las tecnologías de transporte, y el sector agrícola y el procesamiento de alimentos, lo que explica que lo que se gastara tuviera mejores resultados".
Dinamizar el sector privado
Para Fraile, en cualquier caso, "es bueno detectar las áreas en las que somos más eficientes" pero cree que esta eficiencia debe ser impulsada por un incremento "sostenido" de la partida de gasto público y, sobre todo, de su ejecución, para 'dinamizar' la inversión de las universidades y, sobre todo, la de las empresas. "El gasto en I+D es más efectivo cuando lo hacen las empresas privadas; sin embargo, el peso de la inversión privada en España sigue siendo bajo (54%) en comparación a la media europea (65%) y a países de nuestro entorno como Francia o Italia", señala Fraile.
A la hora de fomentar el gasto empresarial, el experto hace hincapié en la necesidad de que el Gobierno invierta en "polos de innovación" con expertos que asesoren a las empresas más pequeñas y facilite tanto administrativa como fiscalmente las ayudas públicas y/o subvenciones ligadas a la innovación, las cuales muchas veces acaban no ejecutándose.
"Las ayudas para cualquier inversión son administrativamente complejas, en la mayoría de los casos requieren de la ayuda de una consultoría", apunta el experto. "Por debajo de los 100.000 euros no son rentables; al final las grandes beneficiarias de las ayudas acaban siendo grandes empresas como Telefónica, Repsol o Santander, y lo que habría que hacer es dinamizar el gasto de las empresas pequeñas y medianas, que representan a la gran mayoría. Que el Estado haga de avalista de las empresas ayudaría mucho".
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