Cada turista extranjero que visita nuestro país gasta una media de 1.000 euros durante su estancia, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Hoteles, aerolíneas y demás agentes turísticos ya han reconocido una caída en sus reservas durante estas semanas por el impacto del coronavirus, lo que conduce a pensar que las pérdidas para la economía española podrían ser multimillonarias.
La enfermedad ha llegado a España en un momento clave en términos turísticos, pues a partir de marzo, con la Semana Santa y la subida de las temperaturas, el número de visitantes internacionales que llegan a nuestras fronteras crece exponencialmente. En 2019, por ejemplo, se pasó de recibir 5,6 millones de turistas en marzo a más de 10 millones en agosto.
Estas cifras caerán este año por culpa de esta enfermedad. La Organización Mundial del Turismo (OMT) calcula que la llegada de turistas caerá entre un 1% y un 3% este año a nivel mundial, incluida España, y el sector hotelero es uno de los más afectados. Las patronales de las diferentes comunidades autónomas han reconocido "preocupación" por el incremento de las cancelaciones y la disminución de las reservas en los alojamientos respecto al año anterior, que, coinciden, "se agravarán en las próximas semanas".
Un caso representativo es el de Canarias, donde la caída en las ventas con respecto a los meses que vienen en algunos casos alcanza el 40%, según reconoció el presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), Jorge Marichal. Así lo confirma Nicolás Villalobos, director general de Be Cordial Hoteles, quien confiesa a Vozpópuli que "las reservas se han ralentizado entre un 30% y un 50%".
Por su parte, la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM) reconoce que una de cada cuatro reservas se cancelan al día en la capital a causa del coronavirus, especialmente vinculadas a viajes de negocios. Fuentes del sector indican que el impacto económico de la enfermedad dependerá de lo que tarde en controlarse el brote. "Esperemos que en uno o dos meses ceda la paranoia, porque si no tendrá un impacto tremendo en nuestros resultados", asegura Villalobos.
Hay que tener en cuenta que ya el pasado año se vivió una ralentización en el turismo exterior durante estos meses por, entre otros, el impacto del Brexit; el abaratamiento de los precios del transporte aéreo, que permiten la realización de viajes más cortos sin necesidad de amortizar el coste del billete; o la recuperación de competidores mediterráneos como Túnez, Egipto y, especialmente, Turquía; más económicos y con una oferta similar.
Cancelaciones en el transporte
El turismo representa cerca del 13% del PIB en España, alzándose como uno de los principales motores de la economía española. La llegada de menos viajeros al país ha hecho saltar las alarmas en otros sectores dependientes además del hotelero, como los comercios, la restauración o el transporte. Este último ya está sufriendo las consecuencias de la epidemia de COVID-19, con una caída también en la reserva de vuelos.
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) calcula que el coronavirus podría provocar una reducción de ingresos para las aerolíneas de entre 56.405 millones de euros y 101.196 millones. "El desarrollo de la crisis de COVID-19 casi no tiene precedentes, en poco más de dos meses las perspectivas económicas de buena parte del mundo han tomado un dramático giro negativo", analiza el director general de IATA, Alexandre de Juniac.
La patronal calcula que en un escenario más negativo, con amplia expansión del virus, las aerolíneas podrían perder un 25% de los pasajeros en los países más afectados de Europa, entre los que se encuentra España. El presidente de Ryanair, Michael O’Leary, ya ha pronosticado caídas adicionales en las próximas semanas, según informa Reuters.
La secretaria de Estado de Turismo, Isabel María Oliver, ha confirmado esta semana que la industria turística atraviesa una situación "muy complicada" que tendrá "un impacto directo sobre la economía de toda España", pues "muchas personas están repensando sus reservas o posibles reservas y permanecen en sus países". Gobierno y empresas piden ahora "prudencia" y buscan soluciones a contrarreloj para esta crisis.
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