Economía

Los españoles que se consideran de "clase baja o pobre" han aumentado un 50% en medio año

El porcentaje de la población que se autodefine como clase baja o pobre ha pasado de representar el 8,4% del total en abril al 12,5% en noviembre, según refleja el CIS, llamando la atención de los economistas

La persistente crisis inflacionista está modificando la distribución de clases de la población española. En apenas medio año, con el fuerte repunte de los precios y la pérdida de poder adquisitivo, los españoles que se consideran de "clase baja" o "pobre" han aumentado alrededor de un 50%, pasando de representar el 8,4% del total en abril al 12,5% en noviembre, según se desprende de las encuestas que elabora mensualmente el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

De éstos, el 57% son mujeres y el 43% restante, hombres. Por edades, el 57% de los que se consideran clase "baja" o "pobres" tienen entre 35 y 64 años. Solo el 14,3% tienen entre 18 y 34 años y el 28,7% restante tiene más de 65 años.

Desde la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) comentan que "llama la atención" cómo ha crecido el porcentaje de personas que se autoperciben como clase baja/pobre en los dos últimos años (en noviembre de 2020 ascendía al 8% y en noviembre de 2022 se acerca al 13%), aunque el repunte se produce fundamentalmente en los últimos siete meses, coincidiendo con el fuerte incremento de la inflación y la moderación de los salarios.

En lo que va de año, los precios han subido de media un 8,8%. Varios organismos han advertido de que la inflación afecta más a los hogares pobres que a los ricos por el peso que tienen los bienes de primera necesidad (los que más se han encarecido) en su gasto, y por eso hay que tomar medidas focalizadas que les protejan.

La fundación OXFAM Intermón aseguraba ya hace meses que la inflación reduce un 30% más el poder adquisitivo de los hogares con menos recursos económicos que el de las familias más adineradas. Lógicamente, el que ahora haya más personas que se considera de clase baja o pobre afecta a la configuración total de clases, con una pérdida de peso fundamentalmente de la clase media.

Menos personas de clase media

En noviembre de este año el 47,9% de los españoles de 18 o más años se consideraba "clase media-media", frente al 53,8% de abril. En cualquier caso, esta clase es la más representativa, por encima de los que se incluyen en la "clase alta y media-alta" (6,1% en noviembre de 2022), "clase media-baja" (13,3%) y "clase trabajadora/obrera/proletariado" (10,3%). Esta última también ha crecido más de dos puntos desde abril, cuando solo el 8% de la población se incluía en esta clase.

"No existe consenso sobre quiénes constituyen la clase media, ya que a menudo se emplean diferentes criterios para identificarla (la ocupación, el nivel educativo y los ingresos son las principales variables utilizadas para delimitar esta categoría sociológica). Pero al margen de la categorización «objetiva» de la población en clases sociales, es importante saber cómo se perciben los individuos cuando se les pregunta por la clase social a la que pertenecen", comenta Funcas.

Vozpópuli ya informó hace unas semanas de que los hogares españoles acumulan ya la mayor pérdida de poder adquisitivo de los países desarrollados. Primero por la crisis económica que acarreó la pandemia y después por la inflación, su renta disponible ha mermado un 6,7% desde 2019, mientras en el conjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) la media ha crecido un 2,9% sobre el nivel precovid.

La renta disponible es el dinero que les queda a las familias tras hacer frente a las obligaciones tributarias, es decir, tras restar a los ingresos de un hogar los impuestos y las cotizaciones sociales. Esta renta puede destinarse al consumo o al ahorro. Y como es lógico, tiene una relación directa con la inflación: si los ingresos aumentan menos que los precios, la renta real de las familias disminuye, y viceversa.

La inflación se enquista

Los hogares llevan más de un año soportando una inflación elevada y el riesgo de que se enquiste durante un periodo más prolongado se asume en las últimas proyecciones de la OCDE para España. Mientras la mayoría de países y, especialmente, las principales economías del euro continuarán la senda descendente de la inflación en el horizonte de proyección que finaliza en 2024, España se quedará a medio camino.

Según el organismo internacional, nuestra economía logrará rebajar la inflación del 8,6% (esta será, previsiblemente, la variación media del conjunto del año 2022) al 4,8% en 2023. Sin embargo, se estancará en esa tasa (4,8%), aún elevada, en 2024. Según el histórico del Instituto Nacional de Estadística (INE), y sin tener en cuenta el 2022 que aún no se ha cerrado, no se ve una inflación media de esa magnitud desde los años noventa.

Ya no es solo la energía, ya es la mayor parte de la cesta de la compra. Los alimentos pero también el ocio, con hoteles y restaurantes aún en plena escalada. Eso es, precisamente, lo que hace más permanente la inflación, también conocida como inflación subyacente. Este indicador registrará un crecimiento del 4% este año, del 4,8% en 2023 y del 3,7% en 2024, según la OCDE, todas ellas tasas no vistas desde principios de siglo, con la llegada del euro.

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