El Gobierno sigue apostando por el futuro del coche eléctrico pero deja completamente de lado el presente. Los planes de ayudas y las millonarias cifras que mueven están concentradas en una tecnología a la que le queda años para ser una realidad que suponga una parte importante de las ventas, pero no está reactivando un mercado “real” que necesita vender turismos de combustión modernos que minimicen las emisiones contaminantes.
Con un plan de ayudas que en la práctica ningunea a este tipo de turismos, son millones de españoles los que no pueden acceder a los elevados precios de los coches eléctricos y, sin apenas incentivos para un moderno turismo diésel o gasolina, está encontrando en el segunda mano una opción que sigue creciendo y que está llevando a que el parque móvil español haya envejecido medio año desde 2019, pasando la edad media de 12,6 a 13,1 años. Y es que los datos son muy claros y, actualmente, los españoles compran más coches de más de diez años de antigüedad que nuevos.
Así, mientras entre enero y mayo se matricularon en España algo más de 360.000 turismos, un 35,9% menos que en 2019, las ventas de usados cayeron sólo el 6,4% y sumaron más de 780.000 unidades, según datos de las asociaciones de fabricantes Anfac y de distribuidores, Faconauto y Ganvam. Del total de vehículos de ocasión vendidos hasta mayo, el 32,7% (256.227) tenía más de 15 años, segmento que ha crecido el 15,6% respecto a 2019, mientras que otro 26,5%, 207.527 unidades (-26,3 % frente a 2019), sumaba entre diez y 15 años. Sumadas, ambas categorías coparon el 60% del mercado. El 60,1% de los coches de segunda mano transferidos en los cinco primeros meses del ejercicio era diésel; el 36,1% gasolina, y sólo el 3,8% electrificado.
30 millones de vehículos, sólo un 0,3% etiqueta CERO
Esta tendencia complica la consecución del objetivo del Gobierno de descarbonizar el parque móvil y alcanzar los 250.000 vehículos con etiqueta cero (eléctricos e híbridos enchufables) en 2023 y los cinco millones en 2030. Según datos de la DGT facilitados a Efe, España cerró 2020 con 29.707.581 vehículos en circulación, de los que sólo el 0,3%, menos de 95.000 unidades, tenía etiqueta cero.
Desde enero se han matriculado en España 20.691 coches etiqueta cero y la previsión es que el año cierre con 52.000, según Faconauto, que estima que, a este ritmo, se tardarían cinco años en alcanzar el objetivo a 2023, "aunque lo lógico es que las ventas se aceleren, sobre todo a partir del año que viene". Al ritmo actual, en 2030 sólo el 7% del parque será neutro en carbono, con unos dos millones de unidades.
Entre las cuestiones que explican esta evolución del mercado destacan la escasez de puntos de recarga, la poca autonomía de los eléctricos que obliga a disponer de otro coche para desplazamientos largos y su elevado precio, por encima de los 40.000 euros de media. Además, la pandemia ha generado inseguridad económica, pues la gente teme perder su trabajo o está en paro o en ERTE, lo que hace que contenga su gasto. Y con cierto temor todavía al transporte público, hace que muchos personas recurran a coches de más de 15 años, cuyo precio ronda los 1.000 euros.
En este contexto, fabricantes y vendedores insisten en la necesidad de un plan "renove" que implique achatarramiento, pero que incluya también a vehículos nuevos de combustión, mucho menos contaminantes y más seguros que los viejos. Actualmente, el único plan de ayudas sobre la mesa es el Moves III, que sólo prevé subvenciones para la adquisición de vehículos alternativos y puntos de recarga, pero que aún no ha sido activado en ninguna autonomía.
El último "renove" finalizó el pasado 31 de diciembre sin que consumieran 200 de los 250 millones de euros con lo que estaba dotado debido, según el sector, a que las ayudas estaban mal diseñadas y no suponía una ayuda “real” que abaratase el precio de compra en una medida suficientemente estimuladora.
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