El debate sobre el futuro del sistema público de pensiones en España ha quedado circunscrito en España, en los últimos diez años, a si era conveniente y necesario o no aplicar un factor de sostenibilidad que vinculara la cuantía y la edad para empezar a cobrarla al aumento de la esperanza de vida. La reforma del Partido Popular de 2013 incluyó, entre otras novedades, la creación de ese factor a partir de 2019. Pero éste nunca llegó a ponerse en marcha (hubiera reducido la cuantía de la pensión en función del aumento de la esperanza de vida de los cotizantes).
El Gobierno de Pedro Sánchez acabó con el factor de sostenibilidad y prefirió tratar de equilibrar el sistema público a través de los mayores ingresos y no de los recortes. Para ello, ha establecido desde principios de año el llamado Mecanismo de Equidad Intergeneracional, como segunda parte de su reforma del sistema, tras vincular las futuras subidas de las pensiones contributiva al Índice de Precios de Consumo (IPC). El MEI no es más que el incremento temporal (hasta 2033) del 0,6% en las cotizaciones sociales que pagan empresarios y trabajadores destinado, si llega el caso, para la cubrir las posibles desviaciones del gasto en pensiones sobre el PIB.
Con apenas cuatro meses de vigencia sería temerario empezar a poner en cuestión esta segunda fase de la reforma de José Luis Escrivá. BBVA Research ya lo ha hecho, sin embargo, hace apenas un mes. Su responsable de análisis económico, Rafael Doménech, señaló que la reforma no garantiza la sostenibilidad futura del sistema porque incrementará el gasto entre 3,5 y 4 puntos de PIB, mientas los ingresos subirán en una horquilla de entre 0,8 y 1,7 puntos porcentuales.
Lo que si está claro es que, con los datos del Ministerio de Inclusión y Seguridad Social del pasado mes de marzo, las pensiones que perciben los mayores de 85 años, es decir, con al menos veinte años de antigüedad en el sistema público, suponen el 17% del total, cuando en el año 2005 representaban el 11,3%; y en 2013, hace sólo diez años, el 14,9%.
Según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de la Seguridad Social, en el conjunto del sistema hay algo más de 1,7 millones de pensiones (de todas las clases y de todos los regímenes) que son percibidas por personas que tienen 85 o más años, cuando a finales de 2005 había poco más de 918.000, y en 2012, 1,368 millones. Se trata de la tercera cifra más elevada por grupos de edad, por detrás del segmento de entre 65 y 69 años (los recién llegados al sistema) y del comprendido entre los 70 y 74 años. En España, en marzo, se cobraron el pasado mes 10,02 millones de pensiones por cerca de 9,1 millones de pensionistas.
Es cierto que las pensiones medias que perciben del sistema público este segmento de la población no están entre las más altas: los mayores de 85 años, 911 euros mensuales; las personas de entre 80 y 84 años, 1.064 euros, y las de entre 75 y 79 años, 1.225 euros, cuando la media del conjunto de pensiones de todos los regímenes (general, autónomos…) se situó en marzo en 1.192,30 euros/mes.
Sistema al límite
Los datos hablan por sí solos del incremento de la esperanza de vida de los españoles en las últimas décadas, y el reto que supone mantener saneado el sistema público con una población en constante crecimiento. A principios del pasado siglo, algo más de la mitad de la población en España no llegaba a cumplir los 40 años. Hoy, y a pesar de que la pandemia la ha reducido, la media está por encima de los 81 años desde el nacimiento. Pero hay una dato aún más importante: según BBVA, las personas que en la actualidad acaban de entrar en el sistema de pensiones con 65 años tienen una esperanza de vida adicional de otros 19 años más en el caso de los hombres; y de 23, en el de las mujeres.
Le edad media de las altas en el sistema público de pensiones estaba en marzo en 64,8 años, la misma que en 2022 y una décima más que en el año 2020, mientras que la edad media de los pensionistas se sitúa en 71,7 años, 70,4 años, en el caso de los hombres, y 72,9 años en el de las mujeres. De acuerdo con los últimos datos del INSS, en España, el 45% de las pensiones percibidas (4,512 millones) correspondían a jubilados con más de 75 años de edad, y el 28,8%, a personas con más de 80 años.
En el caso de las pensiones de jubilación, 2,94 millones (el 46,45% del total) corresponden a jubilados con más de 75 años; otras 1,7 millones, el 26,9% del total, a personas de más de 75 años y algo más de 916.000, a perceptores de 85 años o más. En el caso de las pensiones de viudedad, los datos son aún más demoledores: el 65,6% de los pensionistas (en su mayoría mujeres) tiene más de 75 años; el 49,6%, más de 80 años, y la tercera parte, más de 85 años.
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