Los 27 ministros de energía de los gobiernos comunitarios se congregan en el edificio Europa en Bruselas. Un territorio del Consejo de la Unión Europea que se ha acostumbrado en estos meses a albergar 'reuniones claves'. Y la de este viernes no podía ser menos. Con el grifo del gas ruso cerrado ‘de manera temporal’ y el invierno asomando, los estados miembros necesitan más soluciones. Aunque, como todo en la Unión Europea, no todos acuden con la misma preocupación. España está dentro del grupo de ‘los tranquilos’.
El borrador de las medidas que ha compartido esta semana la Comisión Europea genera en la comitiva que lidera Teresa Ribera cierta euforia, dentro de la situación general. “Esperemos que a la vuelta el optimismo se mantenga”, comentan fuentes gubernamentales a Vozpópuli. Bruselas quiere ahorrar energía, reclamar los beneficios extraordinarios de las energéticas y proponer una fórmula para intervenir el mercado eléctrico para aquellos países que lo necesiten.
“Los estados miembros tendrían la posibilidad de continuar con las medidas nacionales existentes”, matiza en un borrador la Comisión Europea. Es decir, España y Portugal podrán mantener su tope al gas hasta el 31 de mayo de 2023. Un grupo en el que también se incluye Grecia, que ya cuenta con una medida que diferencia los precios regulados según la tecnología de generación eléctrica y que usa los ingresos que recupera de esta intervención para dar apoyo financiero a los hogares.
Por su parte, los representantes comunitarios propondrán al resto de países fijar un precio para la generación inframarginal, como es el caso de renovables y nuclear, de 200 euros el megavatio hora. La Comisión Europea considera que un ‘tope al gas', como el que pusieron en marcha los gobiernos de España y Portugal, iría en contra de las medidas de ahorro de gas para el invierno que tiene entre manos. Pero esto no evita que continúen con este mecanismo ibérico tal y como lo planearon.
El Gobierno acepta la crítica de Bruselas
“La medida provocaría un aumento muy significativo en el uso de gas para la generación de energía”, registraba un informe de la pasada semana de los técnicos de la Comisión Europea. “Este aumento en el consumo de gas se concentraría en los Estados miembros con una gran flota de energía a gas, algunos de los cuales se verían fuertemente afectados al mismo tiempo por una posible interrupción del suministro de gas ruso durante el próximo invierno”, ampliaba este documento.
Una idea que comparte la propia ministra española. Ribera defendió tras el consejo de ministros de esta semana que su medida no es aplicable en todos los países de la Unión Europea. El tope al gas no es útil, según matizaba, en aquellos países que tengan un bajo porcentaje de participación de fuentes alternativas al gas natural, porque no habría margen suficiente para reducir el precio de la electricidad.
Más allá de la intervención
El encuentro de este viernes abrirá más debates energéticos que las fórmulas mágicas para atajar el descontrol de los precios. La Comisión Europea quiere que se aborde imponer un tope al precio del gas ruso e instaurar impuestos sobre los beneficios extraordinarios de eléctricas, petroleras y gasistas. Otro tema sensible será la idea de obligar a los países a desarrollar un ahorro energético en hogares y empresas. Por último, Bruselas quiere analizar las líneas de liquidez para las compañías de servicios energéticos.
Una urgencia en Bruselas que la marca la interrupción deliberada de los flujos de gas desde Rusia a través de la mayoría de las rutas, que afecta en particular a 13 estados miembros, y la interrupción injustificada del suministro de gas a través de Nord Stream 1 apuntan a un escenario de interrupción total del suministro de gas ruso.
“No hay motivo para suponer que cambiará el comportamiento poco fiable de Rusia de crear incertidumbre y aumento de los precios. Debido a las incertidumbres, los precios del gas en Europa batieron máximos históricos durante seis días hábiles consecutivos en agosto”, explica la Unión Europea en su convocatoria. “El efecto de estos precios del gas en el mercado de la electricidad ahora se ve agravado por el déficit de energía nuclear, la escasez de generación hidroeléctrica europea este verano y los bajos caudales de los ríos inducidos por la sequía que afectan al transporte de carbón, entre otros”, añade.
La reunión se dividirá en dos. Primero, los ministros de Energía de la Unión Europea cambiarán impresiones sobre posibles medidas de emergencia para mitigar los elevados precios de la energía. Posteriormente, los ministros presentarán el estado de los trabajos de la preparación de su país de cara al próximo invierno. Dos debates donde el acuerdo total entre todos los países será, prácticamente, imposible.
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