Fructuoso López, probablemente, no se esperaba el protagonismo que ha tenido estos días. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llevó en la cumbre de los más importantes líderes del mundo, en Davos, un abrigo de su marca, Joma, una empresa de ropa deportiva. Ni en sus mejores sueños hubiera imaginado que un presidente pudiera lucirlo en una cita tan destacada y fundamental con esta.
Pedro Sánchez, con la intención de apostar por producto español y de dar una imagen desenfadada y cercana, lució el anorak Islandia III en color negro, de Joma, la marca que suele vestir a los futbolistas y aficionados del deporte. Para Fructuoso ha sido un golpe de suerte: ha pasado de tener ocho trabajadores en Portillo de Toledo a codearse con las más altas autoridades del mundo en Davos.
Corría el año 1965 y Fructuoso (1942), bastante desinteresado en estudiar, tenía que tomar una decisión sobre su futuro. Ninguna de las opciones le convencía. La universidad para él no era una opción agradable, pero trabajar en el campo se le presentaba peor todavía. Así que decidió innovar, apostar por una idea que rondaba su cabeza desde hacía tiempo: fomentar el deporte a través de la fabricación y comercialización de las equipaciones necesarias. Así nació Joma Sports, en su pueblo natal, Portillo de Toledo, de larga tradición zapatera, con poco más de 2.000 habitantes.
Era un sueño masticado y deseado, ya que durante sus años de servicio militar en Madrid trabajaba por las tardes en una zapatería especializada en botas de fútbol, y quería en algún momento llevarlo a su ciudad. Y lo consiguió. Pero Fructuoso, que por aquel entonces tenía 23 años, al principio se tuvo que conformar con trabajar en un altillo de la casa de sus padres.
Para empezar tuvo que llegar a un acuerdo con su jefe de la tienda en Madrid. Éste le prestó quince pares de hormas y una máquina de coser Singer para dedicarse a elaborar botas de fútbol para la tienda madrileña. Con un par de empleados hacían unos diez pares de botas al día y con lo que se fabricaba de más, los fines de semana solía salir por los alrededores a vender.
Durante los primeros cuatro años este fue el funcionamiento de la empresa, que poco a poco fue creciendo, llegando incluso a los ocho trabajadores. En 1969 ya había creciedo lo suficiente y se constituyó oficialmente Joma Sports S.A. El nombre se decidió en honor a su primer hijo, José Manuel, actual CEO de la compañía. Con un crédito de 600.000 pesetas, Fructuoso construyó una nueva fábrica y aumentó su plantilla hasta 20 empleados.
Fructuoso, gran pionero, conquista Davos
Desde entonces, la carrera de Fructuoso López y Joma ha sido imparable, sobre y en gran parte, porque fue gran pionero en muchos aspectos. Para empezar, pusieron nombre a la empresa, algo que rompedor porque entonces la ropa y el calzado se solía vender sin nombre.
También fue el primero en poner un anuncio de zapatillas de deporte. Lo hizo en una plancha de metal en la carretera desde Portillo a Madrid. También soñó alto y en 1980 viajó a la ISPO, la mayor feria de negocio del deporte, en Múnich y comenzó la expansión internacional de la compañía, un hito que pocos se habían lanzado a hacer.
Pero sin duda, la gran decisión que le llevó a la fama definitivamente fue hacer algo que nadie estaba haciendo: patrocinar a deportistas. En 1988 'vistió' a Emilio Butragueño, del Real Madrid, y Txiki Beguiristáin, del Barcelona. También patrocinaron a Fermín Cacho, que ganó el oro en las Olimpiadas de 1992 con una equipación Joma, y consiguieron que Alfonso Pérez se convirtiera en el primer futbolista que se atrevió a utilizar botas de diferentes colores en el fútbol profesional, para hacerle la competencia a Nike.
Desde entonces, la pequeña empresa manchega no ha parado de crecer. En la actualidad, cuenta con nueve filiales internacionales, más de 700 empleados y vende sus productos en 120 países. Así, Fructuoso y Jama han conquistado el mundo a través de Davos, gracias al abrigo que inocentemente Pedro Sánchez llevó durante un tranquilo paseo, sin saber que todo el mundo iba a hablar de él.