El Producto Interior Bruto (PIB) de España creció un 2,5% en 2018 y se crearon 566.200 puestos de trabajo en el país, casi un 3% más que en 2017, pero sigue teniendo un problema estructural que se agrava progresivamente: la escasa productividad.
Los datos de Contabilidad Nacional del año pasado divulgados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística confirman que se agudiza la caída que sufre la productividad desde el primer trimestre del año.
Ha pasado así de crecer a ritmos muy bajos durante la época de recuperación, en comparación con el repunte del PIB y el volumen de creación de empleo, a entrar en terreno negativo en los últimos tres trimestres del año.
Si se analiza la productividad de los trabajadores (considerando que todos ellos están empleados a tiempo completo) ésta disminuyó un 0,2% interanual en el último trimestre, pero si se analiza el dato por hora efectivamente trabajada -algo recomendable dada la elevada temporalidad, que duplica la media de la UE- el descenso es aún mayor, del 0,6%.
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El crecimiento económico que ha vivido nuestro país desde 2012 ha sido inversamente proporcional a la evolución de la productividad: a más creación de empleo, más baja este indicador.
Esto se debe a que aunque se reduce la tasa de desempleo cae el promedio de horas trabajadas por cada empleado, lo que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) provoca que la mayor parte de contratos sea a jornada parcial y a menudo en puestos poco productivos.
El estancamiento de la productividad y, sobre todo su caída, es una de las causas que subyace bajo la desaceleración económica que está viviendo el país.
Nunca hemos sobresalido en productividad
Pero el problema de la productividad viene de atrás. Según explican los expertos del BBVA Research el aumento medio anual de la productividad del trabajo fue del 0,7% en España entre 1996 y 2017, frente al del 1,3% de la Unión Europea (UE).
¿Por qué no somos cada día más productivos? Expertos de organismos internacionales consultados por Vozpópuli señalan que una de las razones es que la revolución digital y la inteligencia artificial todavía no ha tenido un impacto directo en las cuentas.
La escasa inversión en Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) también influye negativamente en la productividad, así como la propia demografía.
"El gasto nacional bruto español en I+D como porcentaje del PIB es exiguo, y equivale aproximadamente a la mitad del promedio de la OCDE"
La población española se caracteriza por su envejecimiento, con lo que cada vez tenemos menos mano de obra y ésta está más envejecida y es menos productiva, lo que se une al hecho de que las corrientes migratorias que recibe España son principalmente de inmigrantes poco productivos.
En su último informe sobre la economía de España, la OCDE señala que "la amplia brecha de productividad entre las empresas españolas y las empresas internacionales más productivas indica que se necesitan políticas encaminadas a incrementar la exposición del sector empresarial a la competencia y a la innovación".
Esta organización señala que una de las causas que contribuye a que la productividad sea baja es la diferencia que existe entre la demanda y la oferta de talento, por lo que "las políticas deben centrarse en mejorar las habilidades de los trabajadores a través del aprendizaje permanente y en ofrecer cualificaciones que se correspondan con las futuras necesidades del mercado de trabajo".
Brechas internas
El hecho de que en España la mayor parte del tejido empresarial lo compongan las pymes es otro de los problemas, ya que "las pequeñas empresas tienen normalmente unos niveles de productividad muy inferiores a los de las grandes".
Esta tesis la comparte el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en su informe sobre la economía española tras viajar a España en el marco de sus visitas del Artículo IV, señala que "la brecha de productividad es particularmente grande entre empresas grandes y pequeñas" y que "la productividad del trabajo también varía entre comunidades autónomas con brechas de hasta el 50%".
Piden que se hagan esfuerzos políticos centrados en eliminar lo que dificulta el crecimiento de las empresas, que mejoren el acceso al mercado y amplíen la capacidad de innovación de las compañías. Además, urgen al Gobierno a que se coordine con las Comunidades para legislar en I+D y educación.
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