Los mil activistas detrás de 'Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía' son ya un faro internacional. El movimiento consiguió un millón de votos berlineses para expropiar más de 200.000 viviendas a grandes empresas y apunta maneras como nuevo ícono de la izquierda europea, pero sus promotores intentan mantener los pies sobre la tierra.
"Pensábamos ganar con el 51% de los votos, no con el 56% y solo el 39% en contra, nos ha apoyado más gente de lo que esperábamos y creemos que hemos obtenido el apoyo popular para una reacción política, pero esto será una lucha de años", responde en conversación con Vozpópuli Luis Sanz (31), un joven español militante de Izquierda que lleva años en Berlín y activista de 'Deutsche Wohnen & Co Enteignen' (Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía).
"No estamos siquiera seguros de que el nuevo gobierno berlinés que se forme vaya a acatar el resultado", asegura Sanz.
En opinión de los activistas, las consecuencias del referéndum no vinculante dependerán de si los socialistas se alían con la izquierda, que apoya la expropiación, y los verdes, "que también con algún pero", o introducen a los liberales, que lo rechazan de pleno como los propios socialistas.
Un 45% del precio de mercado
"Nosotros estamos dispuestos a negociar el cómo, por ejemplo, la cantidad de indemnizaciones, pero no que deje de ser una expropiación para convertirse en una compra", afirma Sanz.
Los promotores de la iniciativa calculan que la expropiación se amortizaría en 30 años solo con el alquiler de las viviendas por los inquilinos a una media de 5 euros/metro cuadrado si se pagan 11.000 millones en indemnizaciones a las empresas, una cantidad equivalente a lo que invirtió el Gobierno español en Vivienda durante la última década. El metro cuadrado en toda la Berlín postsoviética ronda ahora los 12 euros, entre uno y dos menos que en Madrid o Barcelona.
"La situación en España es diferente, no se puede hacer igual que como en Berlín. Se pueden hacer cosas pero tendrían que ser muy diferentes
"El tope en el que nuestra iniciativa dejaría de pagarse sola para el erario público sería el de los 16.000 millones", aseguran desde 'Expropiar a Deutsche Wohnen & Compañía'. El límite es el 45% de lo que reclaman las empresas y estiman los socialistas como penalizaciones posibles a precios de mercado, unos 36.000 millones.
Efectos colaterales...y traslado a España
"La iniciativa no está haciendo una propuesta para arreglar el 100% de los problemas, tiene que haber una política integral. Nosotros no decimos que no haya que construir más", dice Sanz sobre el impacto a largo plazo que pueda tener la expropiación en la oferta de vivienda.
"Hay muchas licencias dadas para construir y apenas se construye, si eso, casas de lujo. Quien construye viviendas en Berlín son las empresas públicas. Para las privadas, es más rentable comprar viviendas, renovarlas y venderlas más caras... y así, el resultado es un 100% de subida de alquiler en los últimos 10 años".
Si bien el mensaje es similar al de la izquierda en España, donde existe un déficit aun mayor de vivienda pública, los activistas berlineses no creen que su expropiación sea trasladable a ciudades españolas con precios altos, como Madrid o Barcelona, donde la izquierda delimita como gran propietario a quien tiene más de diez casas y no las 3.000 de la iniciativa en Berlín.
"La situación en España es diferente, no se puede hacer igual que como en Berlín, no lo mismo. Se pueden hacer cosas pero tendrían que ser muy diferentes. Se ha hecho algo en Baleares por ejemplo, pero estamos hablando de una dimensión distinta", responde Sanz.
"En España, sobre todo en ciudades como Madrid, la gran mayoría de los ciudadanos son propietarios, no solo empresas. Hay mucha gente, sobre todo mayor, para la que su ingreso es el alquiler, y hay una cultura del rentista que en Alemania no. Ese factor cultural pesa mucho. En Berlín, la mayoría somos inquilinos".
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