En la fábrica de Marlboro y Chesterfield de Neuchatel (Suiza) no se fuma. Los habituales corrillos de trabajadores compartiendo tertulia con un cigarrillo en la puerta del trabajo se sustituyen por ‘runners’ que corren alrededor del lago que comparte nombre con esta pequeña población suiza de menos de 30.000 habitantes.
Un escenario que ejemplifica la nueva senda de Philip Morris, la mayor tabaquera del mundo y dueña estas dos reconocidas marcas, quiere literalmente que la población deje de fumar. Este es el principal motivo por el que hace 10 años la compañía, y con una inversión de cerca de 100 millones de euros, levantó este centro conocido como ‘The Cube’, el centro neurálgico de que está libre de humo y cumple más con los estereotipos de un edificio de Sillicon Valley que de un fábrica de cigarrillos.
Porque ‘El Cubo’ no es una fábrica. Este centro de innovación, que comparte espacio en las instalaciones con la zona de producción, es un lugar donde 450 investigadores analizan las alternativas de negocio en un futuro sin lo que, hasta ahora, ha sido su mina de oro, el cigarrillo. Y, mientras que el tabaco se mantiene como la materia prima fundamental, ahora los nuevos aliados de Philip Morris son dispositivos electrónicos.
Estos aparatos acaban con la época del mechero y dan la bienvenida al tiempo del calentador. Porque, como reiteran durante toda la estancia en ‘El Cubo’ los expertos de Philip Morris, las numerosas enfermedades graves de los fumadores se producen por la combustión. Mientras que en general siempre se ha asociado las parte nociva del consumo de cigarrillos a la nicotina, los expertos aseguran que cambiar la combustión por el calentado reduce hasta el 90% la cantidad de sustancias tóxicas presentes en el vapor frente al humo.
“La única manera de eliminar completamente el riesgo que provoca fumar es no empezar a fumar y, en el caso de los fumadores actuales, la mejor opción es dejarlo”, explica Tommaso Di Giovanni, director de comunicación mundial Philip Morris. “Sin embargo, para aquellos fumadores que tienen la intención de seguir fumando, nuestro objetivo es ofrecer alternativas libres de humo”, añade.
Y en estas alternativas surge el nuevo negocio de Philip Morris. La compañía da cuatro opciones para aquellos fumadores que quieren buscar alternativas: dos con tabaco y dos que simplemente contienen nicotina. Su joya de la corona es el IQOS que ya vive su tercera evolución de IQOS 3. Este calentador opera calentando las unidades de tabaco que se introducen en el dispositivo y opera a través de una batería similar a la de los móviles inteligentes.
Estos dispositivos, que se diseñan en Suiza y se fabrican en Malasia, cuenta ya con 10 millones de usuarios en todo el mundo y, en España, con 200.000 clientes en menos de tres años. Aunque este producto no está exento de riesgo y sus unidades de tabaco contienen nicotina, que sigue causando adicción. “IQOS no es una herramienta para dejar de fumar. La mejor opción para los consumidores que se preocupen por su salud es dejar de consumir tabaco por completo”, insisten en ‘The Cube’.
Este 'cambio de chip' divide a la pequeña fábrica de Philip Morris que está pegada a El Cubo. Caminando por sus pasillos se puede observar a un lado las máquinas produciendo las unidades para IQOS y, al otro, los paquetes de Marlboro, Chesterfield o L&M listos para salir al mercado.
“Los cambios necesitan su tiempo y, por ello, no podemos dejar de vender cigarrillos porque nuestros competidores ofertando este producto y la gente seguiría fumando”, defiende Tommaso Di Giovanni. “Queremos contar con la ayuda de la industria, los gobiernos y la sociedad en general para tener un mundo sin humo”, reivindica. Una mundo sin humo para el que Philip Morris ha invertido 5.300 millones de euros en los últimos diez años. Ahora está en manos de los fumadores tomar o no esta alternativa.
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