El usuario de Facebook Luis A. pretendía subir a Facebook un anuncio con una imagen del fresco El Juicio Final, de Miguel Ángel, sito en la Capilla Sixtina, pero la aplicación de Mark Zuckerberg no se lo permitió.
Facebook aludió para ejecutar el bloqueo que "no se permiten anuncios en los que aparezcan personas que muestren demasiada piel. Te aconsejamos que utilices un contenido que haga hincapié en tu producto o servicio más que en el modelo".
Algo inesperado para Luis. "En un principio Facebook aprobó el anuncio tras los habituales 15 minutos que hay que esperar hasta que da el visto bueno, pero casi al instante decidieron echarlo para atrás. Era como si yo tratase de publicar pornografía. Esto me recordó a Daniele da Volterra, pintor del siglo XVI contratado por el pontífice Pío V para tapar las vergüenzas de El Juicio Final, por el cual fue apodado como 'Il Braghettone'", apunta Luis.
Con las mismas, Luis envió un correo electrónico a la plataforma argumentando por qué el anuncio debería ser permitido. A los dos días Facebook accedió a sus peticiones.
El algoritmo falla
Facebook trabaja con un algoritmo que repasa cada fotografía que se pretende colgar en la red social para bloquear contenido 'subido de tono'. Es ahí donde estuvo el problema.
Es una herramienta falible. A veces contenidos que no son de carácter sexual son considerados de ese corte, aunque el usuario puede reclamarle a Facebook la publicación de los mismos. La compañía derivará entonces la revisión a profesionales humanos. Es lo que le sucedió a Luis.
"Me costó mucho hablar con una persona. Las primeras veces que formulaba mi alegato me respondía una máquina, a la que le expliqué que por esa regla de tres El Cristo de Velázquez tampoco debería ser publicado jamás, ya que en su imagen crucificado muestra mucha carne. Finalmente accedieron a publicarlo", concluye.
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