Hace apenas unos días, el Banco de España hizo públicas las previsiones económicas de otoño para la economía española. Un ejercicio de aproximación que repite con cada estación del año. El informe dejó una duda que puede afectar decisivamente al crecimiento del PIB este año, máxime teniendo en cuenta la corrección a la baja (-1,7 puntos porcentuales, del 2,8% al 1,1%) llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el dato avanzado del segundo trimestre.
Dice el instituto que gobierna Pablo Hernández de Cos que “la incertidumbre sobre la senda de recuperación del consumo y sobre la evolución de la tasa de ahorro es elevada”. Es una de las grandes incógnitas, junto con la velocidad de disposición de los fondos europeos (NGEU en la jerga comunitaria) por parte de las empresas, la marcha del IPC y los efectos de una posible disrupción en las cadenas de producción por la escasez de algunas materias primas.
Las dudas del banco central español están más que justificadas a tenor de los últimos datos del comportamiento de algunas variables publicadas estos últimos días por el propio Banco de España, el INE o Inverco. El volumen dinero ingresado en cuentas corrientes y depósitos en el mes de agosto se ha incrementado en 47.400 millones de euros en relación con el mismo mes de 2020; los fondos de inversión han captado 17.920 millones de euros netos en los primeros ocho meses de este año; el patrimonio de los seguros también ha aumentado, el número de tarjetas de débito se ha reducido en la primera mitad del año en un 1,87% y la retirada de efectivo de los cajeros de las entidades financieras está muy lejos de los niveles previos a la declaración del Estado de Alarma.
Según cálculos del Banco de España, los españoles han ahorrado durante la pandemia, desde el primer trimestre de 2020, alrededor de 117.000 millones de euros. La ministra de Economía, Nadia Calviño, calcula que hay un ahorro embolsado de 50.000 millones de euros; que no se pudo gastar durante los meses más duros de la crisis sanitaria por los cierres de hoteles, bares, restaurantes, discotecas y en bienes de consumo duraderos por el cierre temporal de muchas actividades económicas y las restricciones a la movilidad impuestas por el Gobierno central, los gobiernos autonómicos y la práctica totalidad de los países del mundo.
El gasto en consumo final de los hogares representa más de la mitad del Producto Interior Bruto a precios de mercado. En el año 2019, sobre el que deben pivotar las comparaciones para tratar de hacerlas lo más homogéneas posible, los hogares españoles consumieron por un importe global de 700.921 millones de euros, lo que equivale a hablar del 56,33% del PIB (1,244 billones de euros). En 2020, y como consecuencia de los efectos económicos que tuvo la pandemia, el gasto de los hogares se redujo a 615.416 millones, 85.505 millones menos que en el ejercicio precedente, lo que supuso un descenso del 12,2%. Ese consumo representó el 54,85% del PIB del pasado año.
Evolución del consumo
En la primera mitad de este año, las cosas no van como el Ministerio de Economía hubiera deseado. El impacto de la enésima ola de contagios se dejó sentir en el primer trimestre y, por extensión, en la primera mitad del ejercicio. Los hogares han consumido por importe de 318.347 millones de euros, un 6,08% más que en el mismo periodo de 2020, pero un 8,98% menos que en el primer semestre de 2019. El dato de enero-junio de este año equivale al 54,95% del PIB, una cifra muy similar a la del conjunto de 2020, que no es el mejor ejemplo posible.
Los problemas de liquidez que padecieron los hogares españoles durante los primeros meses de la pandemia modificaron el pensamiento financiero de las familias. El trasvase dinero de los depósitos a plazo, que ya llevaba tiempo siendo una constante por la baja rentabilidad de éstos, se aceleró. Con datos de julio del Banco de España, el saldo vivo de las cuentas corrientes ascendía a 852.887 millones de euros. Son 80.737 millones más que en el mismo mes de 2020 y 138.700 millones más que a cierre de 2019. Lleva creciendo casi diez años y no parece encontrar techo.
Es cierto que una parte de este incremento se debe a la retirada del dinero depositado a plazo. A 31 de julio pasado, las familias tenían en depósitos a plazo un total de 91.214 millones de euros. Son 17.027 millones menos que, quizás producto de la casualidad, coinciden con la cantidad allegada a los fondos de inversión en los ocho primeros meses de este año: 17.920 millones.
El patrimonio de esta forma de inversión, que atrae a casi 14,7 millones de partícipes, es de 307.103 millones, un 11,9% más que en diciembre del pasado año. Un tercio de esta cifra es consecuencia del nuevo dinero recibido, quizás atraído por la revalorización de los mercados, que se ha encargado de elevar la cantidad en el restante 67%.
La retirada de efectivo de los cajeros es otro signo de que el ahorro se resiste a convertirse en gasto. En los seis primeros meses del año, el número de operaciones sigue muy lejos de los niveles de 2019, lo mismo que el dinero extraido. Entre enero y junio se retiraron 52.046 millones de euros, menos de la mitad de la cifra del mismo periodo de 2020 y más lejos aún de la 2019.
Tasa de ahorro
La tasa de ahorro de las familias se situó en 2020 en el 14,9% de la renta bruta disponible, más de ocho puntos porcentuales superior a la del año anterior. El Banco de España asegura que más del 50% del ahorro se dio en las rentas más altas y otros 30% en el siguiente nivel salarial. Las previsiones para este año señalan un descenso inicial del ahorro hasta el 9% de la renta bruta disponible, que continuará el próximo año hasta alcanzar el 7%, para volver a subir en 2023 al 7,3%.
La riqueza de las familias se concentra mayoritariamente en la propiedad de sus viviendas. Exactamente, el 70% está en activos inmobiliarios, según los últimos datos del Banco de España. Ahí tienen concentrados 5,57 billones de euros. El resto está en activos financieros (2,39 billones), donde la preferencia son el efectivo y los depósitos (absorben el 41,7% de esta cifra), seguida por la tenencia de acciones (23,8%), los fondos de inversión (15,3%) y los seguros (8,6%).
Con la incertidumbre de qué va a suceder con el ahorro forzoso de las familias durante la pandemia, el Banco de España prevé un incremento del consumo privado este año del 6,3% en relación con el de 2020; del 5,9% en 2022, para estabilizarse en 2023 en el 2%. En buena parte, estas previsiones se sustentan también en la mejoría estimada de la tasa de paro de casi dos puntos porcentuales, hasta el 13,3% en el horizonte de 2023.
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