En un corrillo blindado por cuatro guardaespaldas, Felipe VI diserta con José Manuel Entrecanales (Acciona), Fernando Rodés (ISP) y Andrés Sendagorta (Sener e IEF). Rostros relajados de entrada y mucho más circunspectos a medida que avanza la conversación. El Rey acaba de pronunciar un discurso que ha sonado a música celestial en el auditorio del Palacio de Congresos de Cáceres. Frente al monarca estaban sentados quinientos representantes de empresas familiares: hijos, nietos y hermanos de empresarios, de los que se juegan día a día el propio patrimonio y el futuro de una estirpe.
El acto está organizado por el Instituto de la Empresa Familiar (IEF), que celebra en la ciudad extremeña su día grande, el XXV Congreso Nacional. Tan necesitados están los empresarios de cordialidad, en estos tiempos de beligerancia política, que las palabras del Rey se perciben como una ristra de piropos. Felipe VI habla de "calidez", de "humanidad", de "constancia", de la capacidad de los empresarios familiares de "conocer mejor que nadie los problemas y necesidades" de cada territorio.
Felipe VI deja abonado el terreno para que los empresarios saquen pecho por el mero hecho de serlo, para que compartan en el primer receso del congreso, en multitud de corrillos, un pensamiento común: huele a cambio político y las cosas ya no pueden ir a peor, después de una pandemia, del estallido de una guerra, y con un Gobierno que se está cebando fiscalmente con la clase empresarial.
"Hay que confiar en que impere el sentido común frente a la demagogia", confiesa en privado el dueño de una empresa que da trabajo a decenas de miles de personas. "Tenemos que intentar estar al margen y hacer nuestro trabajo, centrarnos en lo nuestro. La situación es compleja pero vamos a salir adelante", añade, moderadamente optimista, a pesar de que el nuevo rejonazo fiscal de Pedro Sánchez le afecta a su propio bolsillo.
"Hay que confiar en que impere el sentido común frente a la demagogia", asegura un empresario con moderado optimismo. "La situación es compleja pero vamos salir adelante"
Los empresarios se arremolinan en círculos donde se habla de inversiones y nuevas iniciativas, pero también de la subida de impuestos, de los dardos envenenados con origen en La Moncloa que reciben un día sí y otro también. "Si tenemos que salir a defendernos es porque nos están atacando", lamenta, en off, el dueño de otra de las grandes empresas familiares de este país. "Es triste pero es así".
No se perciben ansias de revancha, pero sí de "sentido común" -un tercer empresario usa la misma expresión. Por eso vuelven a sonar a gloria, un par de horas después, las palabras de Alberto Núñez Feijóo. Al presidente del PP le entrevista en el mismo auditorio el director general ejecutivo del IEF, José Luis Blanco. Los mensajes y el tono del líder popular, suenan calmosos, casi aburridos, con reminiscencias a las intervenciones con poco salero de Mariano Rajoy. Entre la prensa acreditada hay quien piensa, incluso, que el político gallego no se encuentra físicamente al 100%.
Pero Núñez Feijóo sí que lo está. Y gusta mucho, tal cual, al auditorio. "Es lo que necesita España, lo que necesitamos los empresarios", afirma, entusiasmada, la dueña de una empresa de tamaño mediano, afincada en Extremadura. A pocos metros, Rafael del Pino (Ferrovial), Sol Daurerella (Coca-Cola Europacific Partners) y Sabina Fluxá (Iberostar) comentan, probablemente, las mismas jugadas entre un ir y venir de empresarios que, previamente, han aplaudido la intervención 'pacífica' de Núñez Feijóo.
Vicente Boluda (Corporación Boluda), Francisco J. Riberas (Gestamp), Marc Puig (Grupo Puig), Carlos March (Banca March) o Miguel Abelló (Torreal) han agradecido que el líder del PP haga con ellos lo que el presidente del Gobierno se niega a hacer: escucharles o, al menos, dar la cara.
"Si tenemos que salir a defendernos es porque nos están atacando. Es triste pero es así", lamenta el dueño de una de las grandes empresas familiares
La última vez que Pedro Sánchez acudió a un evento del IEF fue en 2018. Desde entonces, el líder socialista ha hecho el vacío a los grandes empresarios familiares. Dejando al margen el parón de la pandemia, Sánchez ha tenido la oportunidad de recomponer las relaciones. Este año volvió a ser invitado para abrir o cerrar el evento en Cáceres. El IEF volvió a obtener una negativa educada por escrito con matasellos del Palacio de La Moncloa.
Con su 'no es no' a los empresarios, Sánchez deja vía libre a Feijóo para meterse en el bolsillo, sin prisa pero sin pausa, a un inmenso colectivo: el empresarial, del que forman parte no sólo "señores con puro". También, o sobre todo, como dijo Felipe VI, mujeres y hombres con un "sentido de la responsabilidad" que "permite entender muchos de los logros que nuestro país ha conseguido en estas últimas décadas". Sentido común, en definitiva.
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