"Un acertijo, envuelto en un misterio, dentro de un enigma". Un economista muy próximo a Alberto Núñez Feijóo rescata la célebre cita de Winston Churchill para describir al líder del Partido Popular. El mandatario británico se refirió en esos términos a Rusia, preguntado -en 1939- por el papel que la superpotencia podría jugar en la II Guerra Mundial. La forma en la que el político gallego está encarando su probable victoria el 23-J mantiene en ascuas a sus asesores. Nadie, absolutamente nadie, sabe aún quién será su 'general' económico y qué estrategia adoptará en los 100 primeros días si logra desbancar a Pedro Sánchez.
La alusión a Churchill viene a cuento de la foto que Génova movió este miércoles en los medios de comunicación. La imagen estaba perfectamente planificada: en el centro, como el líder que es, posaba Alberto Núñez Feijóo. Justo a su vera atendían Luis Garicano y Fátima Báñez, más un grupo reducido de profesionales del mundo económico. Entre ellos estaban Juan Bravo, Román Escolano, Elena Pisonero, Mercedes Fuertes, Teresa Freixes o Javier Santacruz. Por vídeollamada entraron Toni Nadal y Rafael Matesanz.
El encuentro lo organizó la Fundación Reformismo 21, que está apoyando a los equipos de Génova en la confección del programa económico. Feijóo transmitió con la foto justo lo que pretendía: "Está muy bien planteada. Transmite que en el PP caben distintas corrientes. Pero, ojo, en la imagen no están todos los que serán", apunta otro economista estrechamente vinculado con Génova.
Efectivamente, Garicano -y Roldán, que fue su gran escudero en Ciudadanos- son un reclamo para liberales moderados y para quienes se quedaron huérfanos con la muerte del partido naranja. Báñez, impulsora de la reforma laboral de 2012, fue un símbolo del mandato de Mariano Rajoy, quien incorporó también, para sustituir a Luis de Guindos, a Escolano, poco antes de la moción de censura. Pisonero retrotrae a la mejor época de José María Aznar. Y Juan Bravo ejemplifica la renovación del PP tras la era de Pablo Casado y representa en Génova al poder regional (fue ex mano derecha de Juanma Moreno en Andalucía).
La imagen desvela algunos de los modos que apunta Feijóo. Pero deja intactas las dos mayores incógnitas. La primera es doble: quién será su vicepresidente económico y qué perfiles elegirá para ocupar las carteras principales del área (Hacienda, Trabajo e Industria). La segunda es más de fondo y tiene que ver con la 'velocidad' que aplicará el líder popular a su política económica.
La red de contactos de Feijóo
Desde hace semanas, el político gallego mantiene contactos telefónicos y reuniones esporádicas con empresarios y economistas. El patrón se repite en los encuentros de grupo presenciales. "Generalmente, escucha, toma notas y casi nunca dice nada", confiesa un profesional que ha estado presente en algunas de esas citas. Las visiones de futuro de 'sus' economistas, si es que el PP repite victoria en las generales, podrían agruparse en dos: la de quienes abogan por actuar rápido con los males de la economía, "con precisión quirúrgica"; y las que abogan por intervenir de forma más pausada y menos drástica.
Pero Alberto Núñez Feijóo no ha avanzado aún ninguna medida 'sensible' ni comprometida en materia de impuestos, pensiones, déficit y gasto público. "Es lógico que actúe con prudencia a la hora de formular propuestas. Tiene que hacer una auditoría de las cuentas del Estado si llega al Gobierno y se va a encontrar agujeros. No se pueden avanzar medidas serias sin comprobar los desequilibrios", señala Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis y colaborador habitual de Génova.
"España tendría un grave problema si se convierte en un 'Mariano 2. Pero Feijóo no es Rajoy. Tiene paciencia, pero también valor y capacidad de rectificar, si considera que se está equivocando"
Ahora bien, los asesores del líder popular hacen una distinción entre la prudencia y un "gradualismo" excesivo. "Es fundamental tener un diagnóstico claro y serio desde el principio, y después transmitir que el ajuste fiscal necesario se va a hacer por la vía del gasto político, sin pasar la factura al contribuyente. Hay que tratar a los ciudadanos como adultos", reflexiona Lacalle.
Los grandes desfases ya están identificados. Desde que Sánchez tomó las riendas, en 2018, la deuda pública se ha disparado un 30%, pasando del 101% al 113% del PIB. En el mismo periodo, el déficit se ha duplicado. Y se han mantenido intactos otros 'males' estructurales de la economía, como la vergonzosa tasa de paro juvenil (casi 30%) o el 'agujero' de la Seguridad Social (106.000 millones), creciente e imposible de tapar, tras la aplicación de medidas como la indexación de las pensiones al IPC.
Una hipotética falta de contundencia del líder en el primer tramo de su mandato conduciría al escenario que más temen los economistas y los grandes empresarios alineados con Feijóo. "España tendría un grave problema si se convierte en un 'Mariano 2'", ironiza uno de esos asesores, en alusión a la indolencia y la ausencia de nervio de Rajoy, que tantos votos resto al PP.
"Pero Alberto no es Mariano", añade la misma fuente. "Tiene paciencia, pero también valor y capacidad de rectificar si considera que se está equivocando". Esa es la gran diferencia, lo que más valoran las élites próximas al partido. Y esa es la gran esperanza de las bases del PP, tan ilusionadas como desconcertadas por los silencios de su líder, a 28 días de las elecciones.
En el Ibex hay quien parece pensar de la misma manera. Lo demuestra otra imagen de la semana, captada el pasado lunes: la del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en el desayuno multitudinario de Fórum Europa con el líder del PP. El empresario salmantino, poco habitual en los eventos de la capital, se dejó fotografiar en el Hotel Ritz. Quienes le vieron en el acto apuestan a que Galán, con su experimentado olfato, no habría aparecido si Feijóo apuntara maneras de transmutarse en un nuevo Mariano.
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