La Comisión del Pacto de Toledo ya está trabajando a pleno pulmón en el Congreso de los Diputados. Y motivos no faltan, porque se ha fijado el ambicioso objetivo de presentar al Gobierno unas recomendaciones consensuadas sobre las pensiones en primavera. Hay muchas esperanzas puestas en la Comisión, pero lo cierto es que no todo el mundo es optimista. Firmas como Ibercaja, Willis Towers Watson, Mercer y PwC creen que el nuevo intento del Pacto de Toledo se quedará en papel mojado y se perderá de nuevo una oportunidad para presentar una gran reforma del sistema, que es lo que se necesita en estos momentos.
Así lo han reconocido estas compañías en un encuentro organizado por Vozpópuli e Ibercaja, en el que se ha analizado el futuro de las pensiones, dadas las incertidumbres y preocupaciones que rodean al sistema en estos momentos. Y es que la Seguridad Social va a acabar el año con el mayor déficit de su historia y la situación será similar en 2017. Además, el Fondo de Reserva se va a quedar sin fondos el año que viene y habrá que buscar nuevas vías para garantizar las pensiones.
Pero eso no es lo peor. Los verdaderos problemas llegarán dentro de unos años, a partir de 2025, cuando la generación del ‘baby boom’ empiece a jubilarse y la fuerza la laboral haya caído considerablemente, lo que supondrá grandes dificultades para mantener las pensiones públicas. Las tensiones se extenderán al menos hasta el año 2050, los años en los que tendrá que jubilarse toda esta generación. La situación es preocupante y obliga a hacer reformas para evitar que el sistema colapse y no pueda financiar las prestaciones.
El sector duda de que el Pacto de Toledo sea capaz de plantear una reforma amplia en solo unos meses
Y en eso está el Pacto de Toledo. Pero el sector financiero no tiene mucha fe. El director gerente de Ibercaja Pensiones, José Carlos Vizárraga, reconoció que ve con escepticismo lo que está ocurriendo en el Congreso porque los partidos quieren consensuar las recomendaciones en unos pocos meses cuando en otros países como Suecia costó, nada más y nada menos, que diez años que los partidos y los interlocutores sociales llegaran a acuerdos.
Vizárraga se teme que los partidos acaben pensando solo en el cortoplacismo y no en la profunda reforma que requiere el sistema. “El cortoplacismo no ayuda, hay que buscar soluciones a largo plazo”, sostiene. En la misma línea se manifiestan el socio responsable de pensiones en PwC Tax and Legal Services, Javier López Otaola, el senior associate de Mercer, Juan Luis Alonso y el consultor senior de Willis Towers Watson, Ángel García. Todos ellos coinciden en que es muy poco tiempo para negociar una reforma tan importante y temen que se caiga en parches o atajos.
Incluso el responsable de Protección Social y Políticas Públicas de CC.OO., Carlos Bravo, que también participó en el encuentro, reconoce también que se ha fijado un calendario muy exigente para pactar las recomendaciones. De hecho, el sindicato plantea hacer la reforma en dos fases: una más inmediata que se centre en resolver los problemas de ingresos del sistema y equilibrar el sistema. Y otra más sosegada capaz de resolver las tensiones que se avecinan en el futuro. Además, cree que el Gobierno tiene que darse cuenta de que tendrá que gobernar buscando acuerdos y que la oposición tiene que estar dispuesta a pactar.
Critican que en la Comisión no se hable de la necesidad de complementar las pensiones con planes privados
Además, el sector financiero reclama un debate abierto en la Comisión del Pacto de Toledo sobre la necesidad de complementar el sistema público de pensiones con planes privados. Aunque el Pacto de Toledo asumió ese compromiso hace años, al final es un debate que siempre se queda en el tintero y que no impulsan ni los políticos, ni los empresarios ni los sindicatos. “Nos gustaría oírlo en el discurso de los políticos, no como una solución, pero sí como un complemento más digno”, señala Vizárraga.
Tanto las consultoras como Ibercaja lo tienen claro, hay que tener generar un buen ahorro durante la vida laboral porque el tiempo de retiro será muy largo dado el progresivo envejecimiento de la sociedad, y se van a necesitar muchos más recursos que en otra etapa de la vida. Pero hay un problema: la gente no está bien informada y por eso no planifica con tiempo su jubilación. Las cuatro firmas coinciden en la necesidad de que se hable abiertamente de esto para concienciar a la sociedad y sugieren que se recupere la iniciativa de enviar la famosa ‘carta naranja’ a los pensionistas.
Una carta que nunca llegó
¿Qué es la ‘carta naranja’? Una misiva en la que se informa a los ciudadanos de la pensión que percibirán en función de lo cotizado y haciendo una previsión a futuro. Es un sistema que ya se aplica en numerosos países de la UE y que el Gobierno se comprometió a enviar a los mayores de 50 años cuando llegó al poder. Pero no lo hizo. El su lugar, planteó un simulador electrónico en la web ‘Tu Seguridad Social’, en el que se puede calcular más o menos cómo será la prestación de los futuros jubilados. Eso sí, con limitaciones y dificultades técnicas.
La famosa carta no se envió porque los cálculos eran tremendos para algunos ciudadanos y al Ejecutivo le dio miedo perder votos, sobre todo cuando se acercaban unas elecciones municipales. “A nadie le interesa decir la verdad”, aseguran casi al unísono las cuatro firmas, que defienden el envío de esta información a los ciudadanos para que puedan decidir libremente y a conciencia si quieren complementar su pensión para asegurarse una jubilación mejor en el futuro. A su parecer, el mensaje que se está mandando desde el Pacto de Toledo de que las pensiones están garantizadas es demasiado optimista.
Potenciar los planes complementarios, pero también reformar el sistema público para hacerlo sostenible
Carlos Bravo, en cambio, no está tan convencido. Él cree que hay que tener cuidado con los mensajes que se mandan a la sociedad. A su parecer, no se le puede pedir a un ciudadano que contribuya y, al mismo tiempo, decirle que su pensión el día de mañana será muy baja. “Estaríamos diciéndoles que salieran corriendo”, explica. Bravo admite que sería bueno enviar la carta,pero solo si se ofrece también una información comparable sobre los sistemas complementarios actuales, que no son todo lo que parecen.
Para Bravo, los sistemas complementarios son buenos y necesarios, pero en ningún caso pueden sustituir o ser una alternativa para el sistema público. Al sindicalista le parece bien que el Pacto de Toledo hable de la necesidad de buscar fórmulas alternativas para complementar la pensión, pero al mismo tiempo hay que reformar el sistema público para garantizar su sostenibilidad en el medio y largo plazo. El sistema tiene muchas piezas y hay que tocar todas: revisar el régimen de autónomos, tocar las bases de cotización, analizar la financiación vía impuestos y muchas otras cosas.
En definitiva, existe un consenso muy generalizado sobre la necesidad de reforma el sistema público tal y como lo conocemos hoy en día, y de impulsar los planes complementarios para reforzar las pensiones. Eso sí, también hay muchas dudas sobre la posibilidad de que el Pacto de Toledo llegue finalmente a buen puerto y sea capaz de abordar una reforma tan amplia como la que demanda la sociedad. El riesgo de que una vez se aprueben pequeños cambios que solo solucionen pequeños problemas del sistema, está ahí. Y hay que poner la venda, pero mucho más importante es curar la herida.
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