Economía

Florentino Pérez evitó que la junta de ACS tumbara la reelección de su hermana y otros tres consejeros

La contestación de los socios a la renovación del consejo en la junta de accionistas, incluido el caso de Florentino Pérez, fue notable, hasta el punto de que sin los votos del presidente la asamblea hubiera rechazado la continuidad de cuatro miembros del órgano ejecutivo del grupo

Los accionistas de ACS cuestionaron de forma notable la composición del consejo de administración del grupo de construcción y servicios en su última junta de accionistas, celebrada la pasada semana, hasta el punto de que la reelección de algún consejero estuvo a punto de no salir adelante. El papel como primer accionista del presidente de la compañía, Florentino Pérez, fue determinante para que hasta cuatro miembros del órgano ejecutivo pudieran renovar su mandato. Sin los votos a favor de Pérez, la asamblea hubiera rechazado los nombramientos.

Además, los casos resultan especialmente significativos, dado que entre los consejeros más contestados por la asamblea se encuentran José María Loizaga, uno de los vicepresidentes; Pedro López Jiménez, el miembro más veterano del consejo junto al presidente, ambos con una antigüedad de 27 años, y hombre de su absoluta confianza; y Soledad Pérez, hermana de Florentino y que ocupa uno de los puestos que corresponden al ejecutivo por su participación accionarial en ACS.

El propio Florentino Pérez, cuya reelección como consejero también se votó en la junta, figuró entre los más cuestionados, toda vez que algo más del 35% del capital presente o representado se pronunció en contra del presidente del grupo de construcción y servicios. Eso sí, su continuidad en el consejo hubiera salido adelante, por un estrecho margen, aún sin sus votos.

No pueden decir lo mismo otros cuatro miembros del órgano ejecutivo, especialmente Joan David Grimá. Su reelección fue aprobada con un porcentaje de votos favorables, sobre el total de acciones presentes o representadas, del 50,9%. La diferencia con los votos en contra apenas superó los cinco millones de acciones (un 2,4% del capital presente y un 1,5% del total).

Roca, también muy discutido 

Mientras, López Jiménez y Loizaga fueron reelegidos con porcentajes de votos favorables del 53,2% y del 54,5%, respectivamente. En sus casos, también resultó determinante los votos favorables de Pérez, sin los que los accionistas hubieran acabado con la continuidad en la compañía de dos consejeros históricos.

En el caso de Soledad Pérez, el 56,8% de la junta votó a favor de su reelección como consejera, un margen algo más holgado que los anteriores, aunque tampoco hubiera podido continuar sin los votos del presidente.

La junta de ACS debatió sobre el nombramiento o reelección de doce miembros del consejo de administración, de modo que la intervención del presidente fue fundamental para salvar un tercio de los puntos referidos al órgano ejecutivo del grupo, que cuenta con un total de 18 miembros.

Otra de las reelecciones que contó con mayor oposición fue la de Miquel Roca, con algo más de un 37% del capital en contra.

Una junta sin intervenciones

Ninguno de los otros puntos del orden del día generó tal oposición ni de lejos, ni siquiera los referidos a las remuneraciones del consejo, que suele figurar entre los más contestados por parte de los socios. Los fondos internacionales se están mostrando cada vez más activos a la hora de intervenir en las juntas de accionistas, especialmente en asuntos relacionados con el gobierno corporativo.

Cuatro años atrás, cuando en el orden del día de la junta de ACS también aparecían numerosos puntos referidos a nombramientos y reelecciones de consejeros, los porcentajes de votos en contra no superaron, en ninguno de los casos, el 22%. También por entonces, Florentino Pérez fue uno de los que obtuvo un mayor porcentaje de votos en contra, aunque apenas superó el 17%, es decir, la mitad de los registrados en la asamblea de la pasada semana.

Paradójicamente, la de este año fue la junta más tranquila que ha tenido el consejo de ACS en los últimos años, hasta el punto de que ningún accionista tomó la palabra en el turno de intervenciones. Los datos del recuento de votos demuestran que no sucedió precisamente lo mismo a la hora de pronunciarse sobre los asuntos a tratar.

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