El archivo de la demanda de Iberdrola contra ACS por vulneración del honor es el último capítulo de una interminable batalla entre Ignacio Sánchez-Galán y Florentino Pérez. Para el presidente del Real Madrid, la eléctrica nunca dejará de ser su gran debilidad, y su presidente, el némesis que sigue plantándole cara en el Ibex hasta hacerle sentir una pyme. O ello, al menos, es lo que dicen de él sus enemigos.
A sus 76 años, Florentino confía en ser reelegido como presidente de Actividades de Construcción y Servicios, para la que podría ser su última etapa al mando de la gestión. Y es que, para lo anterior, ha tenido que sacrificar a dos de sus 'viejos espadas', Antonio García Ferrer y Miguel Roca Junyent. Como informó este diario, por rondar si no superar ya los 80 años de edad que Pérez alcanzará al cierre del actual mandato.
Una etapa mejorable, como lo refleja la decisión del presidente a renunciar a parte de su salario variable. ACS sigue, tres años después de la pandemia, un 20% por debajo de los niveles de actividad precovid, una de varias espinas que el presidente quiere sacarse antes de dejar la gestión a su sucesor, presumiblemente, el actual consejero delegado Juan Santamaría. A día de hoy, los 8.000 millones que cotiza ACS están muy lejos, no ya de los 75.000 millones de la Iberdrola que quiso alguna vez comprar, sino también de otras competidoras directas, como Ferrovial o Acciona.
Otras grandes giran en torno a su Real Madrid, para el que no se atisba una sucesión clara, sino una guerra fracticida entre el director general, José Ángel Sánchez y su financiero de confianza, Anas Laghrari. El nuevo Santiago Bernabéu al completo y la Superliga, ambos con el año 2025 en el horizonte de estreno, sobresalen entre los objetivos que quiere alcanzar Florentino para dar el salto a la eternidad. Una misión para la que necesitará mantener el control accionarial de ACS, que le granjea un patrimonio personal de más de 1.000 millones de euros sin rival en la cúpula de Concha Espina.
Los 80 de Florentino y los 76 de Galán
Menos patrimonio accionarial, pero mayor negocio detrás sigue teniendo Ignacio Sánchez Galán, que acudirá ante sus accionistas el próximo 28 de abril porque quiere seguir dirigiendo Iberdrola hasta los 76 años. El directivo salmantino cumplirá de esa manera 25 años al frente de la que es una de las mayores eléctricas europeas. Esta última etapa estará marcada por la repartición de poderes tras el nombramiento en 2022 de Amando Martínez como consejero delegado.
Al igual que le ha pasado Florentino Pérez, Galán ha concentrado el poder de Iberdrola durante más de 15 años, en 2001 fue nombrado consejero y en 2006 presidente ejecutivo. Por ello, pese a que la propiedad de la compañía está en manos de fondos como BlackRock o el fondo soberano de Qatar, toda la gestión de Iberdrola sigue pasando por el despacho del presidente.
Un líder ejecutivo que cuenta con el respaldo de los fondos. El 8% que controla Qatar y el 5% que controla BlackRock de Iberdrola se han revalorizado un 80% desde 2019, en el último mandato de Galán. Muchos ceros para una inversión en una compañía que ahora cuenta con una capitalización de 72.350 millones de euros y que se considera en el mercado como una de las firmas europeas mejor situadas en la transición energética.
Esta rentabilidad de Galán a sus accionistas también ha ayudado a ser más paciente con sus problemas. Estos fondos miraron con lupa cada información que surgía sobre la instrucción de la pieza separada del 'caso Villarejo' que afecta a la compañía y que derivó en la imputación por parte del magistrado de la Audiencia Nacional, Manuel García Castellón, de varios altos ejecutivos de Iberdrola, entre ellos el propio Galán.
Una investigación que, entre otros aspectos, sirvió a los reguladores de Nuevo México (Estados Unidos) para bloquear la operación que iba a convertir a Iberdrola en una de las mayores eléctricas del territorio estadounidense. La principal vía de crecimiento que busca ahora la empresa -al igual que ACS-. El ’caso Villarejo’ provocó que la continuidad del eterno presidente de la eléctrica fuera objeto de cuestión en los grandes medios.
Con la decisión de García Castellón de retirar la condición de imputado a Galán, se retiró cualquier duda. Aunque todo apunta a que la repartición de poderes con Amando Martínez parte de la necesidad de los fondos de reducir el riesgo en una de sus inversiones estrella.
Un apoyo "mayoritario"
Galán aspira a renovar de nuevo con un apoyo “muy mayoritario en la junta”, como aseguran aquellos que siguen a la compañía. Porque Galán ha hecho grande a Iberdrola y los accionistas de Iberdrola han compensado año tras año. Tras 25 años al frente de la compañía, Sánchez Galán acumula un paquete accionarial de 11 millones de acciones de su compañía, la segunda con mayor capitalización del Ibex tras Inditex.
O, lo que es lo mismo, el presidente ejecutivo es dueño del 0,22% de Iberdrola, con un valor actual cercano a los 117 millones de euros, según los registros de la CNMV. Un patrimonio que acompaña con los cerca de 13 millones de euros que ingresa cada año por su labor de ejecutivo de la compañía.
El sector energético habla de que Galán busca cerrar su último mandato con 76 años. Aunque, como sucede con Floretino Pérez, no hay que descartar nunca una nueva renovación en 2027.
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