El FMI hunde sus previsiones de crecimiento para España en 2022 ocho décimas, del 4,8% que estimó el 19 de abril al 4%, y rebaja las de 2023 del 3,3% al 2%, y se convierte en el organismo internacional con unas proyecciones más pesimistas para España. El World Economic Outlook, publicado este martes con el título Sombrío y más incierto, señala a España, junto con Alemania y Francia, y a diferencia de Italia, como los países en los que más ha reducido sus proyecciones.
El informe eleva asimismo sus previsiones de inflación, que no desglosa por países. Así, estima que la inflación de este año alcance el 6,6% en las economías avanzadas y el 9,5% en las economías de mercados emergentes (revisiones al alza de 0,9 y 0,8 puntos porcentuales, respectivamente) y prevé que se mantenga elevada por más tiempo. En abril, el organismo con sede en Washington incrementó la inflación media que preveía para España este año casi dos puntos, del 3,5% al 5,3%.
El Fondo Monetario no descarta la recesión el año que viene en la zona euro y en EEUU si se produce un corte total del gas ruso. "En un escenario alternativo plausible" en el que se materialicen algunos de los riesgos que señala, "incluido el cierre total de los flujos de gas ruso a Europa, la inflación aumentará y el crecimiento mundial se desacelerará aún más hasta alrededor del 2,6% este año y el 2% el próximo, un ritmo por debajo del cual el crecimiento ha caído sólo cinco veces desde 1970", recuerda.
"Bajo este escenario, tanto Estados Unidos como la zona euro experimentarán un crecimiento cercano a cero el próximo año, con efectos colaterales negativos para el resto del mundo", advierte Pierre-Oliver Gourinchas, director de Estudios del FMI, en el blog que acompaña a las previsiones.
El Fondo espera que la inflación regrese a los niveles previos a la pandemia para fines de 2024. Sin embargo, alerta de que varios factores podrían hacer que mantenga el impulso y aumente las expectativas a más largo plazo: "Otros shocks relacionados con la oferta de los precios de los alimentos y la energía derivados de la guerra en Ucrania podrían aumentar considerablemente la inflación general y trasladarse a la inflación subyacente, lo que desencadenaría un mayor endurecimiento de la política monetaria. Dichos shocks podrían, si son lo suficientemente severos, causar una combinación de recesión acompañada de una inflación alta y creciente ("estanflación")", señala, aunque señala de que esto no forma parte del escenario de referencia.
Entre los riesgos, el FMI avisa de que la inflación podría permanecer obstinadamente alta si los mercados laborales se mantienen demasiado rígidos. Además, alerta de que unas condiciones financieras globales más estrictas podrían inducir un aumento del sobreendeudamiento en los países de mercados emergentes y en desarrollo.
Sobre la rigidez del mercado laboral en varias economías, el informe apunta que los trabajadores podrían exigir cada vez más una compensación por los aumentos en el coste de la vida, y las empresas pueden no tener capacidad para absorber costes laborales más altos mediante la reducción de los márgenes de ganancia, con lo que se corre el riesgo de desencadenar una espiral de salarios y precios.
Pero también avisa a los gobiernos, que "podrían subestimar el grado de rigidez del mercado laboral" y su impacto en la inflación o "endurecer las políticas de manera insuficiente" y, por lo tanto, no lograr evitar el desanclaje de las expectativas de inflación a largo plazo.
Oleada de rebajas de previsiones
El FMI se suma al resto de organismos nacionales e internacionales que vienen rebajando sus previsiones. La Comisión Europea ha mantenido este julio el crecimiento previsto para 2022 del 4%, pero ha recortado 1,3 puntos el de 2023, hasta el 2,1%, retrasando aún más la recuperación económica. Asimismo, ha revisado al alza la inflación prevista en España para este año, que en mayo situó en el 6,3% y ahora en el 8,1%.
Asimismo, Bruselas alarga la crisis de precios al elevar del 1,8% al 3,4% la subida media prevista para 2023, confirmando que España no cumplirá el próximo año el objetivo del 2% marcado por el Banco Central Europeo (BCE).
La OCDE ha hundido este junio el crecimiento de España al 4,1% del 5,5% que estimaba a finales de 2021 y prevé un 2,2% para 2023. Calcula que España cerrará este año con una inflación media del 8,1% y que en 2023, aunque se moderará, seguirá en el 4,8%.
El Banco de España (BdE) ha vuelto a recortar en junio su previsión de crecimiento económico de este año otras cuatro décimas, tras reducirla en 9 décimas el pasado mes de abril. De esta forma, pasa del 5,4% pronosticado en diciembre al 4,1%. También alarga la crisis inflacionista, y aunque recorta tres décimas la media de 2022, al 7,2%, aumenta en 6 décimas el de 2023 y eleva la inflación subyacente en ambos años.
La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha rebajado este mes su previsión de crecimiento del PIB al 4,2%, una décima por debajo de lo que estimó en abril (4,3%) y eleva 1,3 puntos la inflación esperada hasta el 7,8% (frente al 6,5% estimado en mayo, hace sólo dos meses).
El Panel de Funcas, que agrupa las estimaciones de una veintena de organismos económicos, rebajó la semana pasada sus previsiones de PIB para 2022 al 4,2% y las de 2023 al 2,5%. En el caso de este año, rebaja sus proyecciones una décima, cuando son varios los organismos que las mantienen. Hasta cinco servicios de estudios prevén ya un crecimiento por debajo del 4% este año.
En julio, también se ha publicado la rebaja de previsiones de BBVA Research, que ha hundido 1,5 puntos el crecimiento del PIB en 2023 y no descarta ya la recesión. La entidad financiera espera dos trimestres negativos seguidos, con una caída de tres décimas en el cuarto trimestre de 2022 y dos décimas en el primero del próximo año.
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