La coinversión se ha convertido en los últimos años en un modelo de negocio en pleno crecimiento. El alineamiento de intereses entre los dueños o promotores de los vehículos de inversión colectiva y los de sus clientes es un concepto que está ganando cada vez más adeptos, como demuestran las cifras de captación de patrimonio.
Un proceso que parece imparable desde que la crisis reveló las carencias de un modelo como el español más centrado en la pura distribución de productos antes que en la preservación de capital y la obtención de un rendimiento adecuado para los inversores.
Para conocer las peculiaridades de este sistema de inversión, Vozpópuli ha reunido en un coloquio a tres de las firmas más representativas de este modelo, como son Mutuactivos, Banca March y Magallanes Value Investors y les ha preguntado su opinión sobre el futuro de la coinversión.
Mi percepción es que la crisis ha ayudado a poner en valor algo que previamente ya existía y funcionaba, como es la coinversión”, señala Juan Berberana.
Ricardo González, director comercial de Mutuactivos, la gestora de fondos del grupo asegurador, señala una de las principales ventajas, a su juicio, que presenta la coinversión: evitar los conflictos de interés que surgen en la prestación de servicios financieros por parte de los grandes grupos.
“La coinversión es la mejor fórmula para situar al cliente en el centro de sus necesidades. La inversión colectiva tiene una serie de ventajas que, a veces, se nos olvida, como la búsqueda de sinergias, la diversificación de activos, una mayor capacidad de negociación en las transacciones financieras, el control del riesgo. Pero contar con el respaldo de un cliente fuerte que invierte en los mismos productos que sus inversores permite aunar esfuerzos”, explica.
Porque eso es precisamente en lo que se traduce la coinversión: invertir en los mismos productos que el promotor de los vehículos de inversión e intentar obtener mediante una gestión profesional los mejores resultados de rentabilidad.
En el caso de Mutuactivos, un 45% de sus activos bajo gestión proceden de Mutua Madrileña, uno de los grados de coinversión más elevados que se pueden encontrar actualmente. “Tener un origen de mutualidad ha hecho que esta filosofía de coinversión se encuentre en el ADN de nuestra firma”, subraya González.
Algo parecido ocurre en Banca March, que cuenta con varias de las sicav con mayor número de accionistas y mayor volumen patrimonial, como Torrenova. Juan Berberana, director de sicav institucionales del banco asegura que más allá del alineamiento de intereses que se produce entre los promotores de una sociedad de inversión y sus partícipes se encuentra la confianza y “sentirse acompañado” en los momentos más difíciles del mercado.
Se desincentiva la relación con el cliente por querer cumplir con las normas en lugar de escucharle”, sostiene Ricardo González.
“Mi percepción es que la crisis ha ayudado a poner en valor algo que previamente ya existía y funcionaba, como es la coinversión”, señala, un concepto que en el banco de los March amplían hasta el capital riesgo para los clientes con mayor capacidad económica.
Iván Martín, presidente y director de inversiones de Magallanes Value Investors, gestora que creó hace casi dos años junto a Blanca Hernández, está convencido de que la coinversión, más ligada al mundo de las firmas independientes, sobre todo en las de menor tamaño, será un “proceso automático” para el resto en el futuro. “Lo que hacemos es de sentido común: invertir nuestro dinero junto a nuestros clientes. En cualquier proceso de due dilligence internacional es algo que se da por descontado a la hora de iniciar la selección de fondos por parte de un inversor privado”, explica.
Precisamente la internacionalización de la gestión de activos es un proceso que puede ayudar a implantar un modelo de inversión en España con gran potencial de crecimiento, según destacaron los invitados en el encuentro.
“Debería estar en el ADN de todo profesional del sector. Existe mucha reglamentación por parte de los reguladores sobre diversos temas, pero nunca se menciona nada al respecto de la coinversión, aunque deberíamos ser nosotros los primeros en invertir en nuestros propios productos”, apunta Martín.
Debería estar en el ADN de todo profesional del sector. Deberíamos ser nosotros los primeros en invertir en nuestros propios productos”, apunta Iván Martín.
Para Berberana, sería más fácil defender la transparencia y la autorregulación en el sector que esperar del regulador más normas, una opinión que comparte el director comercial de Mutuactivos, quien pone de ejemplo cómo el excesivo papeleo a la hora de perfilar a los clientes y ofrecerles la información sobre los productos donde invierte impide en muchas ocasiones estar más atento a sus verdaderas necesidades de inversión. “Se desincentiva la relación con el cliente por querer cumplir con las normas en lugar de escucharle”, sostiene.
Otro de los temas que se pusieron de manifiesto durante el coloquio fue cómo la coinversión significa una reducción de costes para los clientes que participan en vehículos de inversión de este tipo. “El coste es menor”, señala Ricardo González, “porque suele haber una comisión de gestión fija muy pequeña y otra variable en función de los resultados del fondo. Es decir, que se paga por la rentabilidad obtenida”.
Juan Berberana también planteó el potencial que presenta la coinversión para los inversores institucionales, y el reto que significa para la industria de inversión colectiva en España.
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