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“Es fundamental facilitar información a las personas para que sepan qué pueden esperar de su futura jubilación”

David Carrasco, director del Instituto BBVA de Pensiones, asegura que el cambio demográfico de la sociedad española hace necesario cambiar la percepción sobre el sistema de pensiones español.

Información, información y más información. David Carrasco, director del Instituto BBVA de Pensiones, no se cansa de repetir que la clave para cambiar la percepción sobre la jubilación es ofrecer todos los datos a los ciudadanos, para que sean conscientes de cuál será su situación cuando llegue el momento de dejar de trabajar. Y es que el principal problema que se encuentran los expertos a la hora de abordar una reforma del sistema de pensiones en España es el gran desconocimiento que existe entre la población sobre su funcionamiento y los condicionantes que le afectarán irremediablemente en el futuro.

“Los ciudadanos conocen básicamente lo mismo que hace cuarenta años: poco o casi nada”, afirma Carrasco. “Pero la demografía y el envejecimiento han cambiado radicalmente durante todo este tiempo”. Y estos fenómenos han alterado estructuralmente el sistema de pensiones español. La barrera de los 65 años como límite para acceder a la edad de jubilación se estableció en un momento  histórico en el que la proporción de población que alcanzaba esa edad no era tan numerosa en comparación con la que seguía trabajando y, después, vivían poco tiempo relativamente, aparte de que sus prestaciones eran bajas, señala el responsable del Instituto BBVA de Pensiones.

Un 25% de la vida

En la actualidad, la generación del 'baby boom', aquellos que nacieron en los años 60 y principios de los 70 del pasado siglo, comenzarán a jubilarse a partir de 2025, en unas condiciones totalmente diferentes. “Es una generación mucho más numerosa, que ha tenido carreras de cotización más largas, han cotizado por salarios más altos y, por tanto, van a devengar prestaciones por jubilación mayores. En España, hoy en día, llegan vivas a los 65 años nueve de cada diez personas y de media viven veinte años más. Esto significa que necesitamos más recursos para afrontar un período que representa un 25% de la vida de las personas”, comenta Carrasco.

Este incremento de la esperanza de vida ha tenido lugar con un cambio en la estructura de la pirámide poblacional española. Cada vez hay menos gente en edad de trabajar y más en edad de jubilarse, teniendo en cuenta además la caída de la fertilidad de las mujeres españolas y los cambios en los flujos migratorios. “El número de personas mayores de 65 años es actualmente el 17% de la población, pero las proyecciones demográficas muestran que alcanzará el 38%. Por el contrario, el número de personas en edad de trabajar supone ahora el 65% de la población, con una tendencia a reducirse hasta el 51%. El sistema público está pagando ahora nueve millones de pensiones, pero las proyecciones indican que se alcanzarán los 16 millones en las próximas décadas. Además, no se está cubriendo la reposición poblacional, puesto que la fertilidad de las mujeres es de 1,36 hijos por mujer y debería de ser de 2,1 hijos. Esto significa que la población envejece y cada vez habrá menos personas jóvenes que puedan constituir las futuras generaciones de trabajadores”, advierte Carrasco.

Estos datos muestran el enorme reto al que se enfrenta la sociedad española para la “sostenibilidad financiera del sistema de pensiones”, asegura el responsable del Instituto BBVA de Pensiones. “En un sistema como el español, de solidaridad intergeneracional y de reparto, las personas que trabajamos hoy somos los que pagamos las pensiones de los jubilados de hoy. El hecho de que el sistema perviva durante 20 o 30 años es la garantía de que nosotros vamos a cobrar nuestras pensiones en el futuro. Pero si pasamos de nueve millones de pensionistas a 16 millones, con períodos más largos de cotización y una creciente esperanza de vida, habrá que estudiar el tipo de pensiones que somos capaces de pagar dentro de unas décadas para asegurar la sostenibilidad del sistema”, señala. Otro de los desafíos es la “suficiencia” de esas prestaciones para evitar situaciones de pobreza y de exclusión social.

Sistema menos generoso

El contexto de crisis ha acelerado una serie medidas, como retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años o aumentar el número de años de cotización para percibir el 100% de la prestación, así como la introducción del factor de sostenibilidad y dejar de indexar la revalorización de las pensiones a la inflación, para facilitar el mantenimiento del sistema público, al igual que han hecho otros países de nuestro entorno, que inevitablemente conllevarán que “sea menos generoso de lo que ha sido hasta ahora o que exija unos mayores niveles de contribución para mantener esa generosidad”, añade Carrasco.

La falta de conocimiento de los españoles sobre estos temas ahonda aún más la preocupación sobre el futuro. La Segunda Encuesta realizada por el Instituto de BBVA de Pensiones señala que casi un 60% de los 3.000 entrevistados desconoce qué cantidad debería ahorrar para complementar la pensión pública de forma que pueda mantener su nivel de vida actual cuando se jubilen. Y solamente un 24% reconoce que consigue ahorrar con el objetivo de complementar su pensión pública. Un porcentaje destacado teniendo en cuenta que dos de cada tres asegura que su nivel de vida será peor si únicamente cuentan con las aportaciones de la Seguridad Social.

Para intentar paliar esta situación, se ha establecido el envío de una carta a los trabajadores mayores de 50 años con la proyección de cuál será su futura pensión por jubilación, medida que venía recogida en el Pacto de Toledo, aprobado por consenso de todos los partidos políticos, para dotar de mayor transparencia al sistema público de pensiones. “Es fundamental facilitar información a las personas para que sepan qué pueden esperar el día de mañana y que a partir de ahí puedan tomar decisiones: ahorrar, no ahorrar, realizar un complemento a su pensión pública. Pero lo que no nos podemos permitir como país es que los futuros jubilados se encuentren con pensiones más o menos reducidas sin haber tenido información previa ni capacidad para tomar decisiones al respecto”, señala Carrasco.

Información al ciudadano

Con el objetivo de contribuir a la formación de los españoles sobre el tema de las pensiones, el Instituto BBVA de Pensiones puso en marcha hace un año aproximadamente la iniciativa Mi Jubilación. “Pretende facilitar información a la ciudadanía sobre su jubilación. No vende ningún producto ni tiene ánimo de lucro. Está abierta a la sociedad”, subraya David Carrasco. Tiene tres ejes básicos de actuación: un foro de expertos procedentes del mundo académico independientes de BBVA, diferentes simuladores para calcular la pensión y planificar la jubilación y la realización eventos por toda España. Más de 500 artículos, más de 50 videos y más de 20 infografías, aparte de 800.000 simulaciones realizadas y la presencia en redes sociales, muestran el interés por estos temas que van adquiriendo los futuros jubilados.

“Mi Jubilación es una iniciativa de largo plazo orientada a informar a los ciudadanos para que cuando cambien las condiciones económicas actuales, tengan la información para poder ahorrar si así lo desean. Esto requiere un esfuerzo enorme porque la mayoría de la gente desconoce muchos temas relacionados con su jubilación y la cuantía de su pensión. Puede haber problemas de cultura financiera entre los españoles, pero lo que falla es la información. Y sin información es imposible que la gente pueda tomar decisiones. Es más importante tener personas informadas que medidas fiscales para favorecer la inversión a largo plazo, porque ante la ausencia de información nunca vas a tomar decisiones. La información es la clave”, explica el responsable del Instituto BBVA de Pensiones.

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