Los buenos datos de crecimiento de los mercados emergentes durante la última década habían propiciado la entrada de inversores que buscaban los rescoldos de la rentabilidad a través de los fondos cotizados o ETF, siguiendo simplemente la evolución de los índices. Pero la retirada de los estímulos monetarios en Estados Unidos, unido al proceso de transición de la economía china hacia el consumo interno y los problemas económicos de Argentina y Turquía pusieron en fuga un volumen considerable de dinero especulativo en busca de mejores focos de revalorización, sin sufrir inestabilidad.
A pesar de las dificultades que atraviesan muchos países en desarrollo, que no han sabido en algunos casos aprovechar la década de crecimiento, gracias al impulso de China, para modernizar sus estructuras económicas, o que están pagando ahora el precio de enfriar este recalentamiento, lo cierto es que los mercados emergentes siguen teniendo bastante potencial de rentabilidad, si los inversores no se dejan llevar por el miedo a corto plazo.
Un corto plazo que pone en duda la estabilidad de las cuentas presupuestarias de algunos mercados emergentes y que sufre con la volatilidad de sus divisas, pero que a largo plazo permite aprovechar todavía el potencial de estos países. No hay que olvidar, como dice Peter Marber, responsable de mercados emergentes de Loomis, Sayles & Company, filial especializada de Natixis Asset Management, que estos países representan el 85% de la población mundial, producen alrededor de dos tercios de las materias primas del mundo y son responsables de un tercio de toda la producción económica.
Precisamente el desarrollo de los mercados financieros de estos países ha favorecido un crecimiento espectacular de las emisiones privadas de deuda, que ya representan el 15% del mercado mundial de renta fija. Las necesidades de inversión de muchas empresas de mercados emergentes unido a unos costes de financiación en mínimos históricos ha permitido que las oportunidades ya no solo se encuentren en la tradicional deuda pública. “Ahora mismo estamos viendo que en todo el espectro de calidad crediticia, tanto investment grade como high yield, las empresas emergentes están rentando entre un 1% y un 2% más al año que los bonos emitidos por empresas de Estados Unidos con la misma calificación crediticia”, explica Marber.
Nick Price, gestor del fondo Fidelity Emerging Markets, considera que sigue habiendo oportunidades interesantes de inversión en empresas de calidad con valoraciones atractivas en los mercados emergentes. “Nuestra filosofía de inversión no se ha visto alterada por los recientes acontecimientos. Nos siguen gustando los negocios sostenibles que generan elevadas rentabilidades y cuidan a sus accionistas minoritarios”, mediante el crecimiento de los beneficios y el pago de dividendos.
El peligro del poder del Estado
Uno de los peligros a la hora de invertir en estos países es el excesivo poder del Estado en ciertos sectores o empresas, que influye luego en la evolución de algunos índices donde tienen un gran peso, razón por la que se debe vigilar con cuidado la selección de valores para evitar que el intervencionismo público interfiera en la actividad corporativa de las compañías.
Aun así, el 'truco' es saber encontrar valoraciones razonables, algo que la reciente fuga de dinero de los mercados emergentes ha permitido hacer más que sobradamente. “Evaluamos la capacidad de generar beneficios de una compañía a lo largo de un ciclo empresarial, haciendo los ajustes pertinentes cuando es necesario”, apunta Price.
El sector del consumo discrecional, la salud y la tecnología son los favoritos del gestor de Fidelity. “Hemos aprovechado las caídas recientes de los mercados para entrar en empresas tecnológicas exportadoras que se benefician de la debilidad de las divisas nacionales, que reduce sus costes, y también de la mejoría de las condiciones comerciales en Occidente, que impulsa la demanda de sus productos”.
Las elecciones presidenciales que se celebrarán en varios de estos países pueden crear a medio plazo más incertidumbre por las medidas de corte populista con las que intentarán muchos candidatos encandilar a los electores. Pero en otros países “el entorno político está despejado y estos puede dar un impulso a sus mercados bursátiles”, señala el gestor de Fidelity.
Pero esta rentabilidad que todavía tienen los mercados emergentes sólo es apta para aquellos inversores que no sufran con las continuas convulsiones que pueden azotar estos países y que no les importe invertir su dinero a muy largo plazo. Como avisan en ciertos parques de atracciones, no apto para cardíacos.
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