La banca también se ha puesto en manos de Lazard para que les asesore en la reestructuración de Pescanova. La compañía alimentaria, presidida desde la última junta de accionistas por Juan Manuel Urgoiti, había contratado los servicios de este banco de negocios hace escasas semanas. Ahora, la banca acreedora, que cuenta con un asesor legal y de consultoría distintos al de la propia Pescanova, ha optado por ponerse en manos del mismo banco de negocios.
De esta manera, los asesores en cojunto son: Uría y Menéndez por parte de Pescanova y Freshfields por el pool bancario como despachos lesgales; como consultores estratégicos figuran PWC por parte de la compañía (grupo que deberá entregar un plan de viabilidad a finales de este mes), y KPMG por los bancos, mientras que como único banco de inversión está Lazard. Sin olvidar, por supuesto, a Deloitte, admistrador concursal.
Lazard será quien deberá pilotar cuestiones como la reestructuración del capital o la futurible entrada de inversores, a pesar de que los bancos anteriormente quisieron ponerse en manos de Rothschild en su día. Tiempo al tiempo, ya que esta mega refinanciación de 3.500 millones de euros, con futura ampliación, es un bocado en el que todas las empresas de servicios profesionales quieren hincar el diente.
Falta poco tiempo
Mientras tanto, se espera que el plan de viabilidad de PWC esté presentado a finales del presente mes. Algunas fuentes dejaron caer que debería ver la luz a principios o mediados de octubre, pero el calendario manejado por las partes es finales de mes.
Eso sí, ese plan debe ser la clave para que se llegue a buen puerto con la refinanciación, no mucho más tarde de mediados de noviembre. Será entonces cuando se ponga en marcha, con la celeridad precisa, la búsqueda de un consejero delegado, que deberá estar en su puesto antes de Navidad.
Conviene recordar que Pescanova está subsistiendo gracias a un crédito de urgencia, que daba oxígeno financiero a la compañía hasta finales del ejercicio; tal vez hasta enero. Los actuales gestores de la firma, puestos por el juzgado una vez presentado el concurso de acreedores y con la recomendación expresa de la CNMV, tratan de alargar la tesorería, presionando a sus clientes para que abonen sus pedidos con la máxima rapidez (intentando reducir los cobros a un mes o incluso al contado), mientras buscan el plazo máximo con sus proveedores. Pero eso no será una solución de la crisis.
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