Que gestionar un fondo o una sociedad de inversión no es tan fácil como puede parecer a primera vista se ha puesto de manifiesto una vez más con el escándalo del banco portugués más importante del país vecino, el Espirito Santo. Y que gestionar activos de renta fija no es simplemente comprar un bono y esperar a su vencimiento con cierta seguridad de su cobro lo ha corroborado también la caída en desgracia de esta entidad financiera.
Por el momento, son cuatro sicavs de Credit Suisse y una de Renta 4 las sociedades que han reconocido mediante un hecho relevante a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) la repercusión negativa de contar en sus carteras con bonos del banco de la familia Espirito Santo.
Mopani Inversiones, sicav gestionada por Renta 4, asegura haber sufrido una pérdida de rentabilidad del 2,8% hasta el pasado 25 de julio como consecuencia de la caída del 70% aproximadamente del bono de la entidad lusa que mantenían en cartera durante el mes de junio, que representaba alrededor del 3% del total de activos bajo gestión en esta sicav.
La drástica reducción de este bono del Espirito Santo también ha repercutido negativamente en el valor liquidativo de una sicav de Credit Suisse, Inversión Global 9876, sociedad que declara poseer un nominal de 300.000 euros del bono ES Financiere 5,25% con vencimiento en junio de 2015. El impacto sobre el valor liquidativo de la sociedad lo cuantifican desde la entidad gestora en una pérdida de rentabilidad del 1,16%, tomando como referencia el patrimonio de la sociedad a 23 de junio.
En LBM Inversiones 2014, Cedre du Liban y Carlinvest 2014, sociedades controladas por Credit Suisse, la inversión en otro bono de la entidad lusa también ha significado pérdidas en la valoración de los activos. Todas estas sociedades señalan a la CNMV que invirtieron en un bono que ofrecía un 6,875% de rentabilidad con vencimiento en octubre de 2019, bono que ha sufrido una rebaja de casi el 90% de su valor desde finales de junio hasta ahora.
El impacto en LBM Inversiones 2014 ha sido de hasta un 1,07% de pérdida de rentabilidad, mientras que en Cedre du Liban ha sido algo superior, del 2,11%, y en Carlinvest 2014 aún más, del 3,15% de rebaja en el rendimiento del valor liquidativo.
Es probable que en los próximos días otros fondos y sicav se vean obligados a reconocer el impacto en sus carteras de los bonos o acciones del Espirito Santo, que hasta que saltó el pufo de una de las familias más prestigiosas en Portugal, era uno de los bancos con que contaban los gestores. Los que no pudieron deshacer posiciones a tiempo, deberán cuantificar a la CNMV su impacto.
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