El Gobierno francés quiere que en septiembre cada empresa tenga un "plan de sobriedad" energética para poder hacer frente a la amenaza de que Rusia cierre completamente el grifo del gas a Europa porque eso tendría consecuencias "masivas". "Sólo tenemos una salida, bajar el consumo de energía", subrayó este lunes la primera ministra, Élisabeth Borne, en la sesión de apertura de la universidad de verano de la patronal francesa Medef en Boulogne, a las afueras de París.
Borne, que recordó el objetivo que se ha marcado su Ejecutivo para que se reduzca en dos años el consumo de energía de Francia en un 10%, insistió en que para evitar que este invierno se tengan que organizar cortes de suministro "nuestra primera urgencia es evitar desde ahora todo consumo que no es indispensable". Reconoció que las empresas ya han empezado a trabajar, pero dijo que "hay que ir más lejos" y pidió que este próximo mes de septiembre cada empresa establezca su propio "plan de sobriedad".
Hizo notar que en caso de que Rusia cortara totalmente el suministro de gas a Europa, no habría una "alternativa inmediata" para compensar esa pérdida y Francia, aunque tiene una dependencia menor que otros países de las importaciones de Rusia (en torno al 20 % antes de empezar esta crisis) también estaría en riesgo.
Entre otras cosas porque el parque nuclear francés, que en situaciones normales genera el 70% de la electricidad, "tiene dificultades", ya que 32 de sus 56 reactores están ahora en parón por labores de mantenimiento o por problemas de corrosión detectados en sus sistemas de agua de refrigeración.
La primera ministra advirtió de que si hubiera que llegar a un racionamiento -un escenario en el que está trabajando el Gobierno-, "las empresas serían las primeras afectadas". Una de las ideas que lanzó para preparar esa eventualidad es la creación de "un mercado de intercambio de derechos de consumo" de energía, en el que las empresas se podrían intercambiar esos derechos a imagen de cómo funciona el mercado europeo de derechos de emisión de dióxido de carbono.
Entre finales de septiembre y comienzos de octubre se deben hacer públicos los programas detallados para disminuir el consumo de energía. Para dar ejemplo, Borne ha dado la directiva a todos los ministerios y administraciones públicas de que preparen sus propios programas de sobriedad que tendrán que transmitir en septiembre.
Ese mismo mes se lanzarán discusiones en tres sectores que la primera ministra calificó de "claves", que son los bosques, la gestión del agua y la producción de "energías descarbonizadas", lo que en el caso de Francia significa la energía nuclear y las renovables.
El presidente del Movimiento de Empresas de Francia (Medef) Geoffroy Roux de Bézieux, que había intervenido poco antes, pidió a la primera ministra que se eviten "medidas simbólicas cuyo impacto para el carbono es nulo", en referencia entre otras cosas a la polémica de los últimos días sobre la posibilidad de restringir los aviones privados. "La ecología es un tema demasiado serio para dejarlo únicamente en manos de los ecologistas", ironizó el responsable de la patronal. El líder de los Verdes franceses, Julien Bayou, ha sido uno de los protagonistas del debate estos últimos días sobre los vuelos privados, con su propuesta de prohibirlos.
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