La subida de precios en los supermercados está trayendo consigo cambios relevantes en la forma de consumir de los españoles. Al mismo tiempo que la marca blanca logra sus mejores cifras históricas -llenando la mitad de las cestas de alimentación- la compra de frescos es menor. En concreto, el consumo de fruta o pescado fresco se está viendo penalizado por la compra de producto congelado o envasado, de precio más económico.
Se trata de un cambio de tendencia que, apuntan los expertos de NielsenIQ, está relacionado de forma directa con el incremento de los precios que han registrado las categorías señaladas. Por ejemplo, y según los datos recogidos por esta consultora, la fruta aumentó su precio durante el año pasado un 15,8%; en ese periodo, su evolución en volumen ha reflejado una caída del 5,5%. Algo parecido pasa con el pescado, cuyo precio se ha incrementado cerca de un 6%; en este caso, su evolución en volumen ha caído un 9,1%. O con la verdura, cuyo consumo en valor ha caído un 3% mientras su precio se ha incrementado un 9,9%. En general, el volumen de los frescos se ha mantenido en negativo durante todo el año pasado, con una caída del 2,5%, mientras que el precio ha subido un 10,3%. Es decir, el aumento de los precios de los frescos en supermercados e hipermercados ha supuesto que su nivel de compra baje.
La tendencia registrada en esta categoría es la contraria a la que refleja el comportamiento del consumidor en lo que a alimentos envasados y congelados se refiere. En ese caso, los productos congelados han aumentado sus ventas en volumen un 1,5%, pese a que el precio ha subido un 7,4%; en envasados, se ha vendido prácticamente la misma cantidad aunque sus precios hayan subido un 10%. "El consumidor está tomando decisiones como que, en vez de pescado fresco, lo compra congelado. Por eso la caída en volumen de los envasados ha sido muy ligera", explica la directora general de NielsenIQ, Patricia Daimiel.
Como apuntan los expertos en consumo, "la conciencia del precio es muy elevada" entre los consumidores, de forma que "los consumidores miran, se informan y deciden dónde comprar", apunta Daimiel. Siete de cada diez compradores encuestados declaran conocer los precios de la mayoría de los productos que compra; de ellos, casi cinco de cada diez se dan cuenta cuando cambian.
Además de este trasvase de productos frescos a envasados y congelados, la consultora ha detectado otros cambios de comportamiento del consumidor relacionados con el contexto inflacionista. Entre ellos, destaca el comer menos fuera de casa, reducir gastos no imprescindibles o planificar más las compras. Una vez dentro del supermercado, el consumidor se inclina hacia la marca blanca, incrementa la frecuencia de compra (compra menos en cada visita, pero visita más), o diversifica las tiendas a las que acude, según el producto que necesite.
Consumo récord en el súper
La subida de precios en el supermercado también se ha trasladado en la cifra de gasto de los españoles en gran consumo. Por primera vez, en 2022 este mercado registró una cifra superior a los 100.000 millones de euros en gasto -105.000 millones-, motivado por un alza promedio del 10% a cierre del ejercicio. Este gasto representa un crecimiento del 9,1% respecto al año anterior, y está provocado por "la inflación sin precedentes en las últimas décadas", recoge el informe de NielsenIQ presentado este jueves.
A cierre de 2022, la marca de distribuidor representa el 46% de la cesta de la compra de supermercados e hipermercados, lo que se traduce en un crecimiento del 16% respecto a su peso de 2021. Esta tendencia, de hecho, es visible en toda Europa: en Portugal la marca blanca tiene un peso del 39%, en Alemania un 40% y en Bélgica un 38%, por citar algunos ejemplos.
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