Las aerolíneas naufragan en la crisis más aguda de su historia. La covid-19 ha acarreado restricciones de viaje en la mayoría de los países con el cierre total de fronteras en algunos de ellos, impactando de lleno en el negocio aéreo. Esto ha dado lugar a una rebaja generalizada en las calificaciones crediticias de las compañías.
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), en base a los datos de S&P y Egan-Jones, ha analizado una muestra de más de 40 principales aerolíneas antes y después de la pandemia.
La patronal aérea reconoce que "a pesar de que la industria respondió rápidamente a la crisis tomando importantes medidas de reducción de costes para preservar el efectivo, la fuerte caída en la demanda de viajes resultó en una considerable quema de efectivo y un deterioro en las perspectivas financieras".
De esta forma, si antes de la crisis el 70% de las compañías aéreas contaban con una calificación de solidez financiera 'BBB+, BBB, BBB' o 'BB+, BB, BB-', ahora la mayoría ha pasado a la categoría "altamente especulativa" ('B+, B, B-'), revirtiendo la mejora en los 'ratings' observada en la última década.
Por ejemplo, en el caso de IAG, grupo al que pertenecen Iberia y Vueling, el rating de Standard & Poor's se sitúa en ‘BB’ con perspectiva negativa, calificándolo como 'bono basura'. Antes de la llegada del coronavirus a Europa, la nota era ‘BBB-’. S&P también ha rebajado el rating de Lufthansa desde BBB- a BB con perspectiva negativa.
Además, más aerolíneas se han reclasificado en las categorías de calificaciones más bajas ('CCC+, CCC, CCC-, CC, C, D'), lo que apunta a un riesgo sustancial para los inversores o incluso a un posible incumplimiento de pago.
Ante el desplome sufrido en su negocio, las aerolíneas han utilizado varias fuentes de liquidez, como el apoyo financiero de sus Gobierno (con una factura en Europa que supera ya los 26.000 millones de euros), el acceso a líneas de crédito o la emisión de bonos.
Esto generó un total de 171.600 millones de euros de nueva deuda, de los cuales 34.500 millones (casi el 10% del stock total de deuda de las aerolíneas en 2019) provienen de mercados de capital.
En este sentido, IATA reconoce que si bien la disponibilidad de financiamiento del mercado de capitales es positiva, pues refleja cierta confianza en la industria, "las rebajas de calificación crediticia han elevado el coste de los préstamos en una era de bajos rendimientos de la tesorería".
Como consecuencia, las aerolíneas saldrán de la peor de sus crisis no sólo con mayores niveles de deuda, sino también con un mayor coste de la misma.
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